Más pruebas, más rastreadores, más sanidad
ROBERTO BLANCO TOMÁS, 14 de octubre de 2020
Bueno, pues ya está toda la ciudad confinada (y otros ocho municipios madrileños): el Consejo de Ministros ha declarado el estado de alarma en la Comunidad durante 15 días naturales, el máximo permitido por la Constitución, aplicándose las medidas aprobadas en el Consejo Interterritorial de Salud el pasado 30 de septiembre y anuladas por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid el 8 de octubre. Eso al menos de momento, porque uno de los rasgos que está caracterizando a esta crisis es que se ha convertido en una excusa perfecta para que unos y otros se tiren los trastos a la cabeza, y si uno dice “blanco” el otro responda “negro” de inmediato sin parecer que les importe demasiado los efectos que ello pueda tener en la vida de la ciudadanía. Así que puede que cuando ustedes lean esto todo haya cambiado otra vez.
Esperemos que no, porque todo este politiqueo de noticiario, en el que todo se hace con la vista puesta en los informativos, ya hace mucho tiempo que pasó de castaño oscuro. Y ahora mismo si se pregunta a algún madrileño sobre la situación, las medidas y lo que tiene que hacer para cumplirlas, dirá que a estas alturas ya no tiene ni idea y que basta ya. Nos marean, nos calientan la sangre, y tampoco se ve que ninguna Administración esté dando soluciones efectivas, más allá de hacer ver que “se está trabajando en ello”, cambiar de opinión una y otra vez, llegar tarde y quedarse cortos en la mayoría de los casos.
No me malinterpreten: estoy de acuerdo con el confinamiento de la ciudad de Madrid al completo; es más, considero tremendo que no lo hayan hecho antes. En cuanto a los confinamientos perimetrales que realizó la Comunidad, me parecen una medida discriminatoria hacia una parte de la población madrileña y absurda para quien conozca un poco Madrid, pues las zonas básicas de salud no son unidades aislables en la práctica, y poca gente trabaja en su barrio, así que va a salir de él de todas formas, y en transportes abarrotados. De hecho, al final han bajado los contagios en unas y otras zonas, confinadas o no, porque probablemente lo que ha ocurrido es mucho más simple: la gente ha tenido más cuidado. Así que ya digo: toda la ciudad confinada, estupendo, pero si lo único que piensan hacer son las medidas ya vistas, no va a servir de mucho, pues la pandemia no se va a ir sola. Hace falta más: más sanidad pública, más rastreadores y más pruebas.
Más pruebas, porque la decisión de dejar de hacer PCR a los contactos con positivos si no presentan síntomas solo puede explicarse como un intento de bajar las cifras anotando únicamente a los que no hay más remedio que anotar. La persona que ha tenido contacto con positivos y tiene síntomas es un positivo bastante probable, pero si no se localiza también al asintomático y se sigue la cadena de contagio no estaremos haciendo nada.
Más rastreadores, porque para seguir esa cadena de contagio hace falta gente dedicada a jornada completa a ello. Mucha gente, pues nos están diciendo que hay muchos casos, y hay que llamarles, preguntarles cómo están, si se han hecho la prueba y qué resultado ha dado, si están haciendo cuarentena, con quién han estado, etcétera. A todos, con o sin síntomas.
Y más sanidad pública, ya que tras años de recortes y privatizaciones la teníamos bajo mínimos, y se ha podido ver en esta pandemia. Y también hemos podido ver que la sanidad es la clave para salir de esto. Porque tendremos que vivir con esta nueva enfermedad, como vivimos con la gripe, y eso significa una Atención Primaria más fuerte que sirva para detectar, solucionar si es posible, y si persiste derivar a donde corresponda. Una Atención Hospitalaria con más camas, más respiradores, más profesionales asignados a esta novedad. Novedad que tendrá que dejar de serlo e integrarse en el sistema sanitario, con campaña de vacunación regular cuando se descubra una vacuna efectiva. Y para eso más investigadores, más personal de laboratorio, más medios. Sin olvidar a los profesionales no sanitarios: limpieza, administración, cocina... De todo, porque todo es imprescindible, y público, porque es de todos y para todos, y debe rendir cuentas ante todos.
Y todo eso habría que hacerlo ya, que ya se ha hecho tarde.