Las campañas electorales que se avecinan
Ana de Góngora
Estamos empezando a ver cómo se anuncian, y de nuevo puede constatarse que, si están siguiendo los consejos de sus asesores, más les valdría prescindir de ellos y consultar a sus militantes de base y a sus simpatizantes. Todos ellos, que viven el día a día a pie de calle y conocen el ambiente que se respira, les orientarían mejor.
Como ejemplo puede servirnos un anuncio que aparece en televisión, en el que el presidente del Gobierno aparece en diferentes entornos con distintas personas —sin duda actores, pues no creo que se atrevieran a hacerlo así en la realidad—, y simplemente dice: “gracias”, “muchas gracias”. ¿Es lo único que se les ha ocurrido? ¿Es todo el mensaje que puede transmitir? En el anuncio, las distintas personas se limitan a mirarle. Si hiciera lo mismo de verdad, en la calle, seguramente recibiría más de una repuesta, y no sería precisamente “de nada” o “por nada”. Claro, que no tiene que sorprendernos: el presidente del Gobierno no tiene costumbre de hablar directamente con las personas de a pie, si ya veíamos cómo las ruedas de prensa las daba a través de una pantalla de plasma (que llegaron a denominarle “el presidente plasmao”).
No me explico cómo los periodistas acudían siquiera a esas ruedas de prensa, porque no creo que fuera por la esperanza de que alguna vez se presentara en vivo y en directo. Ahora sí lo hará, por la proximidad de las elecciones. Aunque tampoco cabe esperar que diga mucho más que la consigna que parece tener toda la cúpula de gobierno: “la economía se está recuperando”, “estamos superando la crisis”, etc. Ellos probablemente sí; es más, ellos y unos cuantos más ni siquiera han sufrido la crisis.
En fin, como todo tiene su lado bueno, esta publicidad ha servido para incentivar el sentido del humor, que es y ha sido siempre la vía de escape en nuestro país, y ya han surgido y circulan por todos los medios chistes de lo más graciosos. ¡Que no nos falte nunca este sentido, ya que el común, sabemos que es el menos común de los sentidos, y cuanto más alto se sube más se prescinde de él!
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