CINE. ‘Violet y Finch’

Sales a correr todos los días, sabes que hacer ejercicio es bueno para tu cuerpo y te ayuda a mantenerte concentrada la mayor parte del día. A veces llevas música, otras un podcast y otras simplemente te enfocas en tu respiración, pero uno de esos días al alba te encuentras con alguien parado en el filo del bordillo de un puente. Inmediatamente sabes que tienes que hacer algo, que no hay tiempo que perder, así que te acercas, buscas las palabras y el tono adecuado y preciso para que esa persona confíe en ti y baje de ahí.

Finch es un chico que necesita mantenerse concentrado, que requiere de palabras y frases adecuadas para sentirse cómodo, estar a la altura que la sociedad le requiere. Es de pocos amigos, le gustan los retos y las emociones que le acompañan no le dejan solo ni un momento. Por su parte Violet es una chica popular y querida en el  instituto. Se mudó de ciudad hace un par de años, pero muere su hermana en un trágico accidente en la ciudad de acogida, lo cual le produce inseguridades y un cúmulo de necesidades que no es capaz de resolver ni con sus familiares ni con sus amistades. El mundo le parece enorme, y ella no está cómoda en donde se encuentra. 

A partir de la necesidad de crear un proyecto escolar cuya propuesta es describir los alrededores de su ciudad en Indiana, la pareja de adolescentes se van reencontrando consigo mismos y con el exterior. Sin embargo, conforme se adelanta este proceso Violet nota ciertos comportamientos sospechosos en Finch que se van descubriendo según se desarrolla la película: desapariciones por días, peleas escolares violentas o sesiones de grupo. 

Violet y Finch (All The Bright Places, 2020) no es una película cómoda, no es un relato de dos jóvenes adolescentes que se conocen de una manera inusual y que con grandes esfuerzos de ambos se dan confianza mutua para enfrentar la realidad. No va solo del nombre original de la película, que es poético, que nos invita a disfrutar y entender que aun los lugares y las anécdotas más pequeñas son hermosas. No, la película no va solamente de eso; de hecho la cinta ha sido criticada por banalizar y romantizar la salud mental. Yo difiero ampliamente de esa percepción por el simple hecho de exhibir y hacer de conocimiento público la importancia de la atención primaria y clínica de la salud mental en niños, jóvenes y adultos. 

Los dos jóvenes actores principales, llenos de talento, pienso que se espera mucho de ambos para el futuro. Elle Fanning (Georgia, EE UU, 1998) te guía por un mundo interior muy bien ejecutado y lleno de expresión con sorpresas y alegrías; y por otro lado el joven Justice Smith (California, EE UU, 1995), que no deja de sorprender nunca con su vivacidad, sus motivaciones, su tenacidad y su gran sonrisa. Ambos forman parte de la siguiente generación de actores americanos. 

Para aquellas madres y padres que nos leen, la enfermedad mental que sufre Theodore Finch, si bien no se menciona durante el film explícitamente, los expertos hablan de un “desorden bipolar” causado aparentemente por un abusos físicos y verbales en la infancia. En cambio Violet sufre un grave estrés postraumático. 

En ambos casos los personajes son producto de la novela All The Bright Places, escrita por la novelista Jennifer Niven, y se puede encontrar el libro traducido al castellano en librerías populares en España.

El director Brett Hally nació en Illinois (EE UU) en 1983. Director, escritor, productor y guionista, tiene otras películas como The Hero, escrita especialmente para el gran Sam Elliott, o Hearts Beat Loud. Por su parte, la escritora Jennifer Niven tiene otras novelas, como Velva Jean Learns To Drive (1995).

ANA ÁLVAREZ 


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