HISTORIAS DEL DISTRITO. Gorrión
MIGUEL ROMERO MEMBRIVES, 19 de enero de 2025
La esperanza es esa cosa con plumas que se posa en el alma y canta sin parar. Emily Dickinson
La palabra nostalgia dicen que proviene del griego. “Nostos” significa “retorno” o “viaje de vuelta al hogar familiar”. Llegó a ser un género literario del que el primer personaje que conocemos es del héroe Odiseo (Ulises). “Algia” significa “dolor”. Un estudiante de medicina, Johannes Hofer, acuño el término “nostalgia” en 1688 para describir esa especie de dolor que conlleva el anhelo del pasado. Quizás ese “nostos” sea volver por estas fechas a nuestra vieja patria, la infancia.
Mientras meditaba todo esto, hallábame sentado en un poyete de las rejas que rodean el Parque Gregorio Ordoñez, justo en su entrada que está enfrente de mi antiguo colegio, el General Mola (hoy CEIP Reina Victoria en Príncipe de Vergara, 61). Llegó volando un pequeño gorrión que se posó delante de mí y me miró. Después, repentinamente salió volando de nuevo. Pero para mi sorpresa retornó para posarse en una esquina saliente justo a mi izquierda. Probablemente, como yo, deseaba estar tranquilo y aprovechar los últimos rayos de sol de esa tarde. Valoré que Virgilio, nombre con el que denominaré al gorrión que estaba a mi lado, era la mejor compañía en ese momento que me embargó la nostalgia de cuando era niño y correteaba por este mismo parque que, entonces, no sé qué nombre tenía.
Entonces este barrio era muy diferente: mi padre disfrutaba charlando con Luis y Pepe en el Bar Orgaz (General Oraá esquina con Castelló, ahora “Martin Tostón”), podías comprar leche en la lechería de Pepi (hoy “Sana Locura”) o reparar tu reloj en la relojería que estaba justo antes (y al lado), que era Relojería Oraá.
Nos encantaban los churros del Rubí (Castelló, 104), el pan de la panadería que teníamos más cerca (General Oraá, 46), en el mercado de Diego de León (Diego de León, 26), la frutería de Luis (Diego de León, 57), Ezquerra (entonces en Castelló, 100), la Galería de Alimentación (Francisco Silvela, 57), Mantequerías Leonesas (Velázquez, 106). Gepeto, ya les hablé de ella, era mi juguetería favorita (en la esquina de Diego de León, 43. Luego creo estuvo en el 47).
Recuerdo algunas de nuestras salidas del barrio con nuestros padres: comer gofres de chocolate al final de la calle de El Carmen, antes de llegar a Sol, ver Cortylandia... Recuerdo vagamente la calle Preciados, que tenía bancos de piedra ajardinados con unos faroles rectangulares.
Otras eran a La Vaguada (1983), donde creo que vimos Los Cazafantasmas (1984). Acudíamos al mercado de Las Ventas en El Carmen o bien para comprar o bien al circo. Al circo también fuimos a la plaza de toros de Las Ventas (Alcalá, 237). La salida más triste como siempre era ir al cementerio de La Almudena, donde estaba nuestra hermana Ana María.
Cartelera del Cine Fantasio
Desde pequeño mis pasiones fueron tres: leer, escuchar música y ver cine. Mis recuerdos cinéfilos son muy vagos. Por ejemplo, yo no sé si la primera vez que vi los Gremlins (1984) fue en Eclarema (Castelló, 108) o en el Cid Campeador (Príncipe de Vergara, 26). Eclarema tenía dos plantas: la del nivel calle contaba con agencia de viajes, electrodomésticos y otros productos del estilo, y en la inferior alimentación y, creo, droguería. En la sección de televisores y vídeos los dependientes nos dejaban a algunos niños ver a veces alguna película.
En aquellos tiempos era muy fácil para nosotros ver una película en el barrio. Mi tío Mariano venia a veces desde Barcelona, como siempre que podía, y me llevaba al cine, por ejemplo a los cines Dúplex (General Oráa, 67). También teníamos el Victoria (Francisco Silvela, 48), Velázquez (Velázquez, 85), Peñalver (Conde de Peñalver, 59), Fantasio (Ortega y Gasset, 63), Richmond (Lagasca, 31) y Benlliure (Alcalá, 106)…
Dirk el Intrépido, héroe de 'Dragon's Lair'
Otras opciones eran (saliendo del barrio) un grupo de amigos al videofórum en el Nicolás Salmerón (Mantuano, 51) los sábados por la mañana, y los domingos por la tarde en el de la parroquia de Santa Mónica (Príncipe de Vergara, 87). Estas incursiones lúdicas a la Prospe contaban a su vuelta con una parada necesaria en unos recreativos de su plaza, donde jugábamos a Dragon´s Lair (1983), donde me manejaba fatal con Dirk el Intrépido y siempre moría, y Gauntlet (1985), donde podías escoger entre guerrero, mago, valquiria y elfo. Siempre quise ser mago. En cualquier caso, si lo necesitábamos, teníamos otros recreativos cerquita, en Castelló, 107.
Respecto a la música, acudíamos con mis padres al Monumental (Atocha, 65) o bien escuchamos un amigo y yo a José Ramón Pardo en Radio Ochenta Serie Oro (dial 89.0) los sábados por la tarde hablar de los Rolling Stones, Beatles, Bob Dylan, Bowie...
Para finalizar, la lectura. Mi principal pasión era acudir los viernes por la tarde a la Biblioteca Concha Espina (Núñez de Balboa, 95). Allí fue donde encontré en sus estantes La historia interminable de Michael Ende y La noche del eclipse de Joan Manuel Gisbert. Disfrutaba con Verne, Tolkien, Poe, Swift... Tintín, Mortadelo y Filemón, Iznogud... Como decía G. K. Chesterton: “Los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos”. Adoraba mirar el escaparate de la Librería Pérgamo (General Oráa, 24), y la primera vez que traspasé su puerta he de confesar que creí que podría encontrarme con Karl Konrad Koreander (el librero de La historia interminable).
BILLy y Gizmo en 'Gremlins' (1984)
Entonces reparo en que tengo el culo frío, y Virgilio, el gorrión que me acompañaba, me mira plácidamente y me hace recordar que debo finalizar ya este viaje a mi Ítaca, que aún conservo intacta en mi corazón, lejos de esa Nada que siempre intenta que muera la Ilusión y las amenazas de los Gmork cotidianos de la adultez. Creo que todos los Billy Peltzer (el personaje principal de los Gremlins) guardamos aún dentro ese niño (Bastián Baltasar Bux) que fuimos.
Bastián Baltasar Bux, protagonista de 'La historia interminable'