¡Felices fiestas, vecinos!



ROBERTO BLANCO TOMÁS.

Entre los días 7 y 12 de octubre se celebran las Fiestas Populares del Distrito de Salamanca 2016, lo que hace evidente que en este número tal sea nuestro Tema del mes por derecho propio. Y la verdad es que resulta toda una alegría poder escribir, aunque solo sea una vez al año, sobre fiestas y diversión, dejando “aparcados” los temas “serios” que venimos tratando en esta sección. No saben ustedes —aunque probablemente se lo imaginen— con qué tranquilidad y buen ánimo afronto ahora mismo este documento de Word, aún apenas emborronado, sin tener que pensar en elecciones, corrupciones, problemas dentro de éste u otro partido político y demás “historias para no dormir”. Esto, desde luego, es otra cosa…

Pero, aunque el de las fiestas pueda parecer un tema ligero, al menos al que esto suscribe no se lo parece tanto. Y es que estoy convencido de que divertirse y descansar es tan importante como el resto de actividades que diariamente realizamos. Nuestro cuerpo y nuestra mente lo necesitan, aunque solo sea por cuestiones de salud; y además, ¿qué sentido tendría trabajar y esforzarse, entendiendo ambas cosas en su sentido más amplio, si la vida fuera solo eso, si no existiera el disfrute? Obviamente, hay muchas más formas de divertirse que unas fiestas de un distrito, e incluso habrá a quien éstas no gusten nada... Pero permítanme intentar convencerles de que como poco son una excelente oportunidad, además al lado de casa, de pasar un buen rato. Y esto se lo dice alguien bastante poco o nada tradicional, pero también es verdad que algunos de mis recuerdos más divertidos están ligados a las fiestas de un barrio o un pueblo. Por eso les insisto…

Me explico: las fiestas del Distrito son una ocasión inmejorable para conocer mejor a nuestros vecinos y al lugar en que vivimos; son una forma más de “hacer barrio” y de sentir que no estamos solos; que somos parte de una comunidad, con sus cosas mejores y sus cosas peores, pero al fin y al cabo entrañable por ser nuestro universo más inmediato, aquello que conocemos como “mi barrio”… Y si nos fijamos bien, mientras apuramos tranquilamente una cervecita, podremos comprobar que hay algo de nosotros en ese ambiente, al igual que hay algo de ese ambiente en lo que nosotros somos.

No hace falta ser “el alma de la fiesta” y estar en todo y a todas horas. Hagámoslo a nuestro ritmo, con la compañía que prefiramos, en las actividades que más nos atraigan, pero participemos. Hay un programa lo suficientemente variado como para que en él podamos encontrar alguna cosa que nos llame la atención, que nos parezca interesante o divertida. Si es así, no nos quedemos en casa con la tele, que ya está bien: mejor nos acercamos, con nuestra pareja o solos (a ver a quién nos encontramos), o llevamos a los críos, o quedamos con los colegas… Podemos empezar la fiesta en casa, o en uno de los muchos bares del barrio, o acercarnos directamente por las casetas… Pero salgamos, participemos y “empapémonos” de barrio.

Así que, lo dicho: ya veremos qué pasa el resto del mes, pero del 7 al 12 toca disfrutar… ¡Felices fiestas, vecinos!



 

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