Angustiando al personal

Demonios, qué susto… Compro el periódico (sí, yo sigo haciendo esa cosa viejuna, amiguis) y nada más echar un vistazo a la portada me encuentro el siguiente titular: “Bruselas pide a los europeos que guarden suministros de emergencia” (El País, 25 de marzo). “Madre mía, cómo está el patio”, me digo, y voy directamente a la página que me indican para enterarme de qué nueva locura ha ocurrido en el mundo para que nos suelten semejante mensaje.

Y la noticia empieza fuerte: “Europa debe prepararse para una potencial guerra, también para ciberataques, pandemias y los terribles efectos de la crisis climática, advierte la Comisión Europea”. Y tal y como anda la cosa, “Bruselas pide que todos los hogares europeos tengan reservas de agua, medicamentos, baterías y alimentos para subsistir 72 horas sin ayuda externa en caso de crisis”. A ver, entiendo que cada cual, como política habitual, ya tiene reservas de los productos más importantes: en mi caso, suelo tener en la nevera cervezas para más de 72 horas. Y papel higiénico también, claro: soy español. Pero de ahí a prepararme para la guerra nuclear va un abismo, ni que fuera estadounidense, pardiez.

Qué quieren que les diga, a mí estos tonos catastrofistas repentinos me suenan más bien a la clásica práctica política de acongojar (léase el otro verbo castellano más recio que suena similar) a la población para hacerla sentirse insegura y que apruebe sin reservas e incluso reclame un mayor gasto militar. De hecho, en el propio texto de la noticia leemos más adelante que esta nueva estrategia europea “forma parte de un paquete más amplio para preparar económica, militar y socialmente a la UE ante cualquier amenaza hasta 2030. En ese paquete está, por ejemplo, la regulación para el rearme europeo, con la que Bruselas quiere movilizar hasta 800.000 millones de euros”. Y en esa línea también leíamos ayer (sábado 5 de abril) en el mismo periódico esta otra noticia: “El Gobierno ultima una partida de 2.000 millones de euros para defensa”.

Porque no nos engañemos: lo de los desastres naturales está de pegote entre las amenazas para las que nos piden que nos preparemos: en lo que realmente están pensando es en “cosas de militares”. Y en este aspecto, aunque puedo entender la lógica de, en un mundo cada vez más peligroso, prepararse para la defensa y buscar la autonomía en dicho campo, perdonen que les eche un cubo de agua fría en forma de realidad: por más que quieran, en determinadas cuestiones esa autonomía y ese nivel no son alcanzables. Por ejemplo, en términos de disuasión nuclear o de medios para la inteligencia militar estamos lejísimos de EE UU o Rusia, y no está en nuestras manos nivelar la balanza por razones de tiempo, inversión y tecnología: no es algo que se pueda improvisar o conseguir de un año para otro, los dos “países matones” han dedicado a ello unas cuantas décadas y recursos ingentes. Así que mejor buscamos otros caminos, y a ser posible caminos para la paz.

Claro, también hay que tener en cuenta que el documento se basa en un informe elaborado por Sauli Niinistö (“¿Sus colegas le llamarán Nini?”, me pregunto mientras leo), ex-presidente de Finlandia, lo que también me encaja: parece normal que un tipo de un país que está al ladito de Rusia vea las cosas un poco diferentes. Todos somos conscientes de que según qué vecino te toque puede convertir tu vida en un infierno, y a éste le ha tocado el hooligan chuzo, pobre. Así que el documento de la Comisión, entiendo que haciendo caso al amigo Nini, pone énfasis en que tiene que actuar la solidaridad entre los Estados miembros, e incluso señala “que deberían ejecutarse maniobras periódicas y simulacros a escala de todo el club comunitario para poner a prueba la asistencia de un país a otro, en caso de ataque o crisis”. Pues no sé, pero así a bote pronto se me ocurre que España podría enviar a esas maniobras un grupo de tareas compuesto por una selección de cuñaos, que eso aquí nos sobra, para que asesoren y enseñen a esos europeos cómo se hacen las cosas, que seguro que no tienen ni puñetera idea. Y así de paso los tenemos entretenidos y lejos, todo son ventajas.

En fin, Serafín, que estamos apañaos. Ya me gustaría a mí que fuera más difícil escoger cada nuevo número el Tema del mes, pero me da que vamos a tener material para rato. Que no nos pase nada, buenas gentes.


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