Ya están aquí las rebajas
Ana de Góngora
Las de verano tal vez sean las más típicas, aunque últimamente parece que todo el año hay rebajas. Las segundas rebajas, las rebajas de las rebajas, las ofertas... Las gangas...
Quien de verdad quiere aprovechar las rebajas, quizá por necesidad, porque es cuando únicamente puede permitirse adquirir determinadas cosas, desconfiará de las gangas y de carteles enormes en rojo destacando el precio. Se asegurará de que lo que quiere adquirir sea un artículo realmente rebajado y no de saldo, y que verdaderamente el precio rebajado sea ciertamente el tanto por ciento inferior de lo que costaba anteriormente según anuncian. Antes de ir a las rebajas tendrá claro lo que quiere y no se dejará seducir por cosas que, por muy baratas que sean, le resultarán caras si no va a usarlas.
Estas personas serán de las que cuando van al supermercado o al híper, no se fiarán del precio destacado como oferta y se dejarán los ojos para ver el minúsculo precio por kilo, porque saben que, comparados con productos similares unos céntimos más caros que el de la oferta, a veces llegan a costar el doble los ofertados. Tampoco les importa adquirir marcas blancas, no buscan marcas como garantía, saben que las marcas blancas muchas veces tienen la misma procedencia que las otras, pero sin coste publicitario.
Claro, que este año las rebajas han empezado mucho antes en otros ámbitos, como son los de la política. Hemos visto cómo regatearon por ayuntamientos y comunidades autónomas; bajando el listón unos, otros subiendo el suyo... Y parece que todos se sienten satisfechos... Ya veremos si nosotros, los ciudadanos de a pie, que somos quienes los mantenemos, podemos decir lo mismo. Y éstas aún no han terminado: nos quedan las de otoño, con las generales... Veremos...
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