Generaciones

A medida que la producción social se desarrolla crece el horizonte humano, pero la continuidad de ese proceso no está garantizada por la simple existencia de objetos sociales. La continuidad está dada por las generaciones humanas que se interactúan y transforman en el proceso de producción. Estas generaciones que permiten continuidad y desarrollo son estructuras dinámicas, son el tiempo social en movimiento sin el cual una sociedad caería en estado natural y perdería su condición de sociedad histórica, como ocurrió en la desestructuración de los imperios de la antigüedad.

Las guerras han sido factores decisivos en la “naturalización” de las sociedades al destruir la continuidad por reducción violenta de la generación joven. Dentro de un mismo horizonte temporal, en un mismo momento histórico, concurren quienes son contemporáneos y, por tanto, coexisten, pero lo hacen desde un paisaje de formación propio en razón de sus diferencias de edad con otras generaciones. Este hecho marca la enorme distancia en la perspectiva que sostienen las generaciones. Éstas, aunque ocupen el mismo escenario histórico, lo hacen desde un diverso “nivel” situacional y experiencial. Ocurre, por otra parte, que en todo momento histórico coexisten generaciones de distinto nivel temporal, de distinta retención y protensión y que, por tanto, configuran situaciones diferentes.

El cuerpo y el comportamiento de niños y ancianos delata, para las generaciones activas, una presencia de la que se viene y a la que se va y, a su vez, para los extremos de esa triple relación, ubicaciones de temporalidad también extremas. Pero esto no permanece jamás detenido, porque mientras las generaciones activas envejecen y los ancianos mueren, los niños van transformándose y comienzan a ocupar posiciones activas. Entre tanto, nuevos nacimientos reconstituyen continuamente a la sociedad.

Cuando, por abstracción, se “detiene” el incesante fluir, puede hablarse de un “momento histórico” en el que todos los miembros emplazados en el mismo escenario social pueden ser considerados contemporáneos, vivientes de un mismo tiempo (en cuanto a fechabilidad se refiere). Pero estos miembros observan una coetaneidad no homogénea (en lo que hace a su temporalidad interna y a su experiencia). Las generaciones más contiguas tratan de ocupar la actividad central (el presente social), de acuerdo con sus particulares intereses, estableciéndose con las generaciones en el poder una dialéctica en la que se verifica la superación de lo viejo por lo nuevo.

El tema de las generaciones ha sido tratado por varios autores, entre los que destacan Dromel, Lorenz, Petersen, Wechssler, Pinder, Drerup, Mannheim y, por supuesto, Ortega.


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