HISTORIAS DEL DISTRITO. Días de viejo color
MIGUEL ROMERO MEMBRIVES, 17 de abril de 2024
“Por lo que un hombre hizo cuenta el tiempo.
Hacer es vivir más, o haber vivido,
o ir a vivir. Quien muere vive, y dura.”
Quien hace vive (Vicente Aleixandre)
Hace días volví a la Complutense. A cada paso que anduve hasta la Facultad de Ciencias de la Información, una nostalgia agridulce desempolvó en mi cabeza muchos recuerdos de los años vividos allí y fuera de ella.
Fue volviendo, al parar el metro en la estación Vicente Aleixandre, cuando recordé que allá arriba estuvieron el viejo (Stadium) Metropolitano y la Colonia Metropolitana. Aquél era otro extrarradio que terminaría siendo engullido y sobrepasado por nuestra ciudad.
Y en ella, la calle Velintonia. Allí está todavía la vieja casa del poeta sevillano, en los números 3 (y 5). Tres plantas, fachada de ladrillo macizo y un tejado a cuatro aguas de madera. En su biblioteca, cerca de 6.400 manuscritos y más tesoros. En la parte trasera, un cedro del Líbano que plantó él mismo. Allí tocó el piano Federico García Lorca. Por ella pasaron Miguel Hernández, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre…
Tres genios: Federico García Lorca, Luis Cernuda y Vicente Aleixandre
Leía en su rica biblioteca, y escribía en la cama. En ella vivió largos años (1927-1984). De ella, Aleixandre afirmaba: “Siempre digo yo, como un recuerdo querido, que a esta casa vine yo siendo un poeta inédito. Después, en ella he ido haciendo las cosas de mi vida a través de los sucesivos años, que son ya cerca de 40”.
Y allí recibió la noticia de varios premios, entre otros el Nacional de Literatura (1963) y el Nobel de Literatura en 1977. También la visita de Juan Carlos I concediéndole la medalla de Carlos III.
En 1978 se renombro “Velintonia” como “Vicente Aleixandre”. A aquel acto tan significativo no pudo acudir... Desde su ventana saludó a José Luis Álvarez (entonces alcalde de Madrid), Camilo José Cela, Buero Vallejo y otras personalidades.
Aleixandre murió en 1984. Y su casa quedó deshabitada en 1986. La Asociación de Amigos (AAVA) lucha desde entonces por convertirla en la “Casa de la Poesía”. Aunque la Comunidad la declaró BIP (Bien de Interés Patrimonial), no garantiza que alguien no la compre y termine borrando su recuerdo. Y existe un archivo del poeta en un limbo legal que permitiría recuperar su vieja biblioteca…
Luis Eduardo Aute formaba parte de nuestra vecindad
Llego a casa, y mientras como veo en las noticias a Miguel Aute revindicando que el Parque Fuente del Berro se redenomine Luis Eduardo Aute.
Aute actuó muchas veces en nuestro barrio... En los ochenta ofreció su primer concierto, acompañado por la banda Suburbano, con Luis Mendo a la cabeza, en el Teatro Alcalá de Madrid (22/02/1980). En el Salamanca (04/03/1983) grabó el disco en directo Entre amigos. Aquel día le acompañaron, entre otros, Serrat y Silvio Rodríguez. En la plaza de toros de Las Ventas (1985) pone de largo el disco Nudo...
De nuevo sube a las tablas del Teatro Salamanca (02/1986) en el disco en directo de Sabina Joaquín Sabina y Viceversa, dedicándole Pongamos que hablo de Joaquín. Y de nuevo en Las Ventas (06/1993) graba en directo el disco Mano a mano con Silvio Rodríguez...
Luis Eduardo Aute formaba parte de nuestra vecindad. Vivió en la calle Príncipe de Vergara y la del General Díaz Porlier. Se alejó de nosotros para vivir una temporada en Pozuelo. Pero volvió para vivir en el final de la calle Jorge Juan, en Fuente del Berro.
'Un perro llamado dolor' (2001), largometraje de animación de Luis Eduardo Aute
En su casa y en sus paseos por el Parque Fuente del Berro se inspiró para escribir temas imprescindibles como Al alba. Afirmaba Joaquín Sabina que era el mejor que cantaba de su generación. Quizás fuera más artista que cantante. Sus canciones son pura poesía. Fue ayudante de dirección de J. L. Mankiewicz en Cleopatra (1963). Aute creó, entre otros largometrajes, uno de animación llamado Un perro llamado Dolor (2001), una película dibujada entera a lápiz en la que rendía homenaje a sus maestros pintores más queridos. Y es que también fue pintor y escultor. Deseaba contar las cosas desde diferentes disciplinas.
La casa de Aute era como la de Aleixandre: por ella pasaron muchas personas interesantes. Dicen las leyendas que Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina se conocieron allí.
Curiosamente, en el disco Espuma (1974), su contraportada incluye dos citas: una de Paul Éluard y otra de Vicente Aleixandre. Se trata de un verso del poema Hija de la mar: “sé tú espuma que queda después de aquel amor”.
'Días de viejo color' (1967), de Pedro Olea
En 2021 demolieron aquella casa. El año anterior, el 4 de abril de 2020, nos dejaba Aute... Tiempos de pandemia, tiempos de angustia. Confinado con mis padres vi en Televisión Española aquella noche en su homenaje Días de viejo color (1967), de Pedro Olea. Allí Aute cantaba en francés. La letra de aquella canción bien podría haberla escrito el mismo Aleixandre: “Días de amores… un viento que fue / pájaro dulce con alas de hielo / cuando ya sueña que todo fue un sueño, / días de amores. / Hoy fue el mañana de ayer...”.
Aute fue capaz de reflejar en el arte (con música, pintura, escultura y cine) ese intermedio situado entre la vida y la muerte, donde habitan la belleza y la melancolía. Y con él perdimos esa preciosa perspectiva.