No, no vienen ‘los rojos’
Redacción, 15 de enero de 2020
ROBERTO BLANCO TOMÁS. Enero 2020.
Todo apunta a que al final vamos a tener Gobierno, lo que tampoco es que me emocione especialmente, pero debo decir que ya era hora, pues unas nuevas elecciones pasarían ya de castaño oscuro. Habrá que ver si de esa manera se avanza un poquito en los temas urgentes (que son los de siempre: vivienda, empleo y condiciones de trabajo, violencia machista, pensiones, desigualdad social...), pues lleva todo parado ya demasiado tiempo. A ver, escribo esto el día de Reyes, todo sea que no tenga que cambiar de urgencia este artículo mañana martes 7, cuando el periódico va a imprenta. Que dada la crispación que vivimos tan a lo tonto, nunca se sabe...
Sí, tan a lo tonto: porque en opinión del que esto escribe es ficticia y fomentada. No porque la sesión de investidura fuese más bien bronca y la derecha jugase a liarla parda constantemente como estrategia para anular las voces contrarias y amedrentar a alguno de los diputados que pensasen votar “sí” o abstenerse para que se lo pensase y cambiase su voto. Eso no me parece nuevo ni extraño: las sesiones de bastantes Parlamentos de otros países que vemos a veces en los telediarios son bastante más “animadas”, por ejemplo en Corea del Sur incluso se pegan a menudo... Lo que tampoco resulta demasiado edificante, pero ocurre.
Lo digo por otra cuestión. Aparte de que un tema de tan poca utilidad práctica como el de las nacionalidades (unas y otras), las identidades (unas y otras) y demás farándula, aderezado con descalificaciones colectivas y también personales, sigue ocupando un lugar central en el debate (¿debate?), de un tiempo a esta parte desde la previsible oposición se viene repitiendo de forma bastante inconsciente un mantra para llamar al miedo y frustrar así la formación de Gobierno: “que vienen los comunistas”. Esto es una falsedad, y espero que no se lo crean ni quienes lo dicen, porque entonces se lo tendrían que mirar.
Lo voy a explicar, porque estas cosas no se pueden dejar pasar sin aclararlas, que luego hay quien se las cree. La democracia parlamentaria que tenemos, como todas las occidentales, es el régimen político per se del sistema capitalista, su “ecosistema natural”, y por lo tanto un régimen conservador que garantiza la propiedad privada de los medios de producción y la economía de mercado. Por supuesto, la etiqueta “de izquierdas” siempre se utiliza en relación con el régimen en el que se aplica, motivo por el cual en este marco se considera “de izquierdas” a PSOE y Podemos, partidos que aceptan la monarquía parlamentaria (sí, la aceptan, aunque hagan algún aspaviento para contentar a parte de su electorado, pues participan en ella), la propiedad privada y la economía de mercado (plantean medidas para reformar determinados aspectos, pero en ningún caso su supresión).
Pues bien, no solo para los comunistas, sino para cualquier opción política transformadora “de izquierdas” (ahora utilizada la expresión en términos generales), siempre ha sido una línea clave la planificación de la economía, y en ningún caso dejar su funcionamiento en manos del mercado. Por eso, y en todo caso, PSOE y Podemos son, como mucho, socialdemócratas, siendo público y notorio además que sus relaciones con el poder económico de este país son excelentes (salen en los debates de La Sexta desde siempre y sin problemas, lo que es un síntoma). Así que de momento pueden ustedes estar tranquilos: no voy a valorar si esto me parece mejor o peor, pero desde luego puedo decirles sin miedo a equivocarme que el comunismo está todavía muy lejos de tomar el poder en este país. Hala, ya pueden seguir disfrutando del circo. De nada.