‘Errores’ que no lo son
ROBERTO BLANCO TOMÁS, 11 de abril de 2024
La noche del 1 al 2 de abril, el Ejército israelí atacó un convoy de la organización humanitaria World Central Kitchen (WCK), la ONG del chef José Andrés, matando a siete de sus trabajadores, que viajaban en tres vehículos y volvían de repartir alimentos para la población civil, atenazada por la hambruna provocada por ese mismo Ejército. La secuencia, según he podido leer en el diario La Razón del 6 de abril, que reproduce las conclusiones de la “investigación” realizada por el propio agresor, las autodenominadas “Fuerzas de Defensa de Israel”, fue la siguiente: a las 23:09 se ordenó lanzar un misil contra el primero de los vehículos atacado; tras el impacto, dos personas lograron salir del coche y trasladarse a otro, que fue alcanzado por un segundo misil a las 23:11; algunos de sus ocupantes también lograron salir y se encontraban en el tercer vehículo cuando fue alcanzado por un tercer misil a las 23:13. Resultado: siete cooperantes muertos.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se apresuró a declarar que lo sucedido había sido un “incidente trágico” y “no intencionado”, y la investigación del Ejército ha concluido que fue el resultado de una “cadena de errores”. Cómo no, cuando esta gente hace una de las suyas siempre dice que ha sido un error o que las víctimas en realidad eran terroristas o sus colaboradores (niños terroristas, cooperantes terroristas… Todos terroristas). Como en este caso lo de “terrorista” no cuela, puesto que el chef José Andrés es de sobra conocido y tiene excelentes relaciones en EE UU (con el presidente Biden, entre otros), pues sacamos la carta del “error”, que es la que casa mejor. Aunque tampoco demasiado bien: el Ejército israelí estaba avisado del convoy y de su ruta, y las explicaciones que han dado son contradictorias (dicen que pensaban que los vehículos los habían requisado hombres armados y luego dan como solución que los coches humanitarios lleven pegatinas especiales que puedan verse por la noche, cuando ocurrió la tragedia, con cámaras térmicas. ¿En qué quedamos? ¿No habéis identificado los coches como de una ONG o los habéis identificado pero pensáis que los han requisado?). Como a todo matón que se precie, les da igual resultar creíbles.
Porque lo cierto es que Israel está llevando a cabo una limpieza étnica para exterminar o expulsar por completo a la población palestina de la franja de Gaza. Y en esa dinámica, cualquier presencia externa que pretenda ayudar a dicha población o dejar testimonio de la atrocidad que se está cometiendo resulta molesta y se convierte también en objetivo, sirviendo al tiempo de “aviso a navegantes” para que a nadie se le ocurra acercarse por allí a echar una mano. Consecuencia: tras el ataque, WCK abandona Gaza y la flotilla con ayuda humanitaria para la Franja da la vuelta y regresa a su base en Chipre con buena parte de la carga sin entregar.
Lo ocurrido no es nada nuevo ni debe sorprender. En esta ocasión se ha levantado más ruido por lo relevante de esta ONG y su fundador, pero según informaba Público el 7 de abril “ya son 196 los trabajadores humanitarios que han fallecido” en el genocidio de Gaza. Además, el mismo periódico añadía que “En total, 484 trabajadores médicos han sido asesinados” y “Hasta la fecha, más de un centenar de periodistas han perdido la vida en Gaza desde el inicio de la ofensiva de Israel”. Destaco estos crímenes de guerra porque me parecen especialmente significativos para mostrar el tipo de operación que está llevando a cabo Israel en la Franja, pero lo cierto es que “la cifra oficial de muertos en Gaza alcanzó los 33.175, entre ellos 14.500 niños, más de un 42% de los fallecidos. Una masacre a la que se suman los cuerpos de más de 8.000 palestinos atrapados entre los escombros de viviendas, hospitales y centros de refugiados destruidos por los bombardeos”, y cada una de estas muertes es un asesinato de momento impune. Por ello, me pregunto: ¿cuándo va la comunidad internacional a hacer algo útil para detener, de verdad, al Estado genocida de Israel?