¿Por qué es necesaria la fotoprotección en invierno?


HOSPITAL Nª Sª DEL ROSARIO. Enero 2019.





Nuestro mayor aliado frente al fotoenvejecimiento, aparición de manchas, pérdida de elasticidad de la piel y formación de arrugas y por supuesto frente al temido desarrollo de lesiones malignas en la piel es la fotoprotección. La protección solar no tiene una época para ser utilizada, ya que debe extenderse a los 365 días del año desde que nacemos.





La radiación ultravioleta siempre está presente.
En invierno los rayos que más se filtran son los UVA, responsables del
fotoenvejecimiento, al disminuir la producción de colágeno y elastina, lo que
se traduce en la aparición de las temidas arrugas y manchas solares. En verano
son los rayos UVB, responsables de las quemaduras solares y del bronceado (y
del cáncer de piel), los que más se filtran. Esto indica que el fotoprotector
debe ser utilizado siempre. En invierno el SFP debe ser de mínimo un 30,
mientras que en verano debemos utilizar siempre el 50.





En invierno además la piel se enfrenta a más agresiones
externas, como el frío, el viento, las calefacciones y la polución. Por eso se
debe usar una hidratante y una crema antioxidante, para terminar nuestra rutina
facial con el uso de una fotoprotectora con al menos un factor de protección de
30. Sin embargo, si vamos a subir a las montañas o la nieve debemos elevarlo al
50, ya que en zonas de mayor altura y latitud el reflejo de la luz se llega a
incrementar un 80%. Lo mismo ocurre en las zonas de playa en los días soleados
de invierno.





Además de la cara, tenemos que protegernos otras
zonas que siempre permanecen expuestas y que se suelen olvidar, como orejas,
nuca y manos. Tampoco hay que olvidarse de utilizar sticks con
protección solar en los labios. Y por supuesto utilizar gafas de sol
homologadas contra las radiaciones UVA y UVB.





Especial atención y fotoprotección deben tener
determinados grupos: los fototipos I y II, caracterizados por tener los ojos y
la piel clara; los bebés y niños; las personas con antecedentes de cáncer
cutáneo; quienes estén tomando medicación fotosensibilizante; y los pacientes
con hipersensibilidad solar. También hay que incrementar la protección solar e
ir renovándola en caso de practicar deportes al aire libre, sin olvidar éstos
también protegerse con guantes y gorros.





Las personas que nunca han expuesto una zona de
su cuerpo al sol pueden ser un gran ejemplo de lo que la exposición al mismo
puede hacer sobre la piel. Quienes nunca han expuesto al sol el abdomen y sí el
escote, las manos y la cara, y más si lo han hecho sin ningún tipo de
protección, pueden ver cómo la piel de estas últimas es más fina y tiene más
arrugas a la vez que suele presentar manchas solares.





De todo esto se puede extraer que si utilizamos
una fotoprotección adecuada a nuestra edad, tipo de piel, exposición solar y
época del año, tendremos menos posibilidades de un fotoenvejecimiento prematuro
y de padecer algún tipo de cáncer de piel.









Dra. Ana Álvarez-Viéitez. Dermatóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario



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