El intervencionismo estructural

Cuando tratamos determinadas cardiopatías con intervenciones a través de punciones de venas o arterias periféricas en lugar de abrir el campo operatorio, es a lo que llamamos “intervencionismo estructural”.

Los cateterismos, que hoy son de sobra conocidos para acometer intervenciones en el corazón y las arterias coronarias, comenzaron a efectuarse en 1929, cuando un cardiólogo alemán, el Dr. Werner Forssmann, se introdujo a sí mismo una sonda urinaria por una pequeña incisión en el antebrazo hasta llegar al corazón. Aquí comenzó lo que sería el intervencionismo percutáneo. En 1940 se llevó a cabo el primer cateterismo diagnóstico. En 1977, el cardiólogo alemán Dr. Andreas Roland Grüntzig acometió la primera dilatación de una arteria coronaria que estaba obstruida, un procedimiento al que se llamó “angioplastia”, y en 1987 se implantó el primer stent, una especie de muelle intraarterial que hace que la arteria no se vuelva a cerrar. Esta técnica se validó y cambió la cardiología moderna en 1994 con un estudio mundial (Estudio Benestent), que fue liderado, entre otros, por nuestro compañero del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario el Dr. Carlos Macaya.

Desde el año 1980, aproximadamente, se hace tratamiento percutáneo (a través de un pinchazo en una vena o arteria) de múltiples patologías, cada vez con una mayor precisión y seguridad.

En el Servicio de Cardiología de nuestro hospital contamos con una Unidad de Intervencionismo Estructural en la que realizamos valvuloplastias mitrales, implantación de válvulas aórticas (TAVI), cierre de comunicaciones interauriculares, implantación de dispositivos en la orejuela de la aurícula izquierda para evitar la anticoagulación en pacientes que tienen riesgo exagerado de hemorragias y tratamientos de la válvula mitral y tricúspide cuando hay contraindicación para la intervención quirúrgica.

Estas técnicas no están indicadas en todos los pacientes y no siempre son posibles de efectuar, pues depende de cada caso y de cada patología, pero si se realizan, ofrecen una mayor comodidad para el paciente, que requerirá en ocasiones solo una noche de ingreso hospitalario y una reincorporación precoz a su trabajo o quehaceres cotidianos.

Dr. Antonio Álvarez-Vieitez
Jefe de Cardiología


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