Los dolores de cabeza o cefaleas son uno de los problemas más comunes entre las patologías del sistema nervioso. Entre ellos se encuentran la migraña, la cefalea tensional y la cefalea en racimos o clúster. En algunas personas se convierte en un problema persistente, desarrollando lo que se conoce como cefalea crónica diaria. En España, se estima que el 12,6% de las personas de entre 18 y 65 años puede padecer migraña. Son en torno al triple y el cuádruple de veces más frecuentes en las mujeres que en los hombres. Asimismo, la caída de estrógenos que precede a la menstruación es un factor desencadenante habitual.
Normalmente, las cefaleas son de carácter “primario”, sin una causa específica que las origine, y el dolor de cabeza es el único o principal síntoma de la enfermedad. En un pequeño porcentaje, se trata de cefaleas “secundarias”: cuando el dolor es un síntoma de otra enfermedad como una infección, una sinusitis, una meningitis, un tumor o una hemorragia cerebral.
Factores de riesgo
— Herencia: mayoría de pacientes con migrañas tiene familiares cercanos que también las sufren.
— Falta de sueño y cansancio.
— Estrés.
— El consumo de determinados alimentos (embutidos, vino, chocolate, salchichas, picantes...).
— Fármacos (vasolidatadores, nitritos, etc.).
— El tratamiento con fármacos hormonales (anticonceptivos).
Síntomas.
La cefalea forma parte muchas veces de un cortejo de síntomas, dentro de los cuales el dolor es el más destacado, pero es habitual que se acompañe de: dificultad para concentrarse, náuseas, vómitos o empeoramiento de la cefalea con la luz, el ruido y los olores.
Un pequeño porcentaje de personas experimentan unos síntomas de “alerta” que preceden al dolor, o incluso a veces se presentan de manera aislada, que consisten en alteración visual con destellos, dificultad para expresarse y adormecimiento de la mitad del cuerpo. Es lo que se conoce como “aura migrañosa”, y suele aparecer y desaparecer paulatinamente durante un periodo de aproximadamente veinte minutos.
Tratamiento.
Es fundamental que los pacientes con migraña sigan unos hábitos de vida saludables: mantener una adecuada higiene de sueño, tratar de reducir el estrés y llevar una dieta sana y equilibrada, entre otros.
En cuanto al tratamiento farmacológico, si los episodios son esporádicos, suelen tratarse con analgésicos; y si son muy frecuentes e interfieren en la calidad de vida, con “fármacos preventivos”: se toman a diario durante periodos variables de tiempo, con el objeto de disminuir la frecuencia e intensidad de los ataques y evitar que la persona abuse de los analgésicos convencionales.
Ante una crisis de migraña intensa se recomienda descansar a oscuras.
Otras opciones de tratamiento más novedosas son las técnicas “infiltrativas”, que consisten en aplicar medicamentos inyectados en la superficie de la cabeza con fines preventivos. Actualmente se están desarrollando anticuerpos monoclonales con el objetivo de bloquear sustancias específicas que actúan como mediadoras en la generación de la cefalea.
Dr. Francisco Gilo
Neurólogo
Unidad de Ictus – Servicio de Neurología
Hospital Nuestra Señora del Rosario