HOSPITAL NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. Mayo 2017.
Durante la estación primaveral muchas patologías crónicas, en particular las que afectan al sistema respiratorio, pueden agravarse. El motivo es las altas concentraciones de pólenes en el aire (en especial el de gramíneas). También la mayor incidencia de infecciones, en su mayoría de naturaleza viral, que aparecen en esta época del año favorecidas por las alteraciones en la función protectora de barrera que sufren las mucosas respiratorias, como consecuencia de los cambios bruscos de temperatura y humedad en el ambiente.
Es frecuente, por tanto, que en esta época del año aumente la afluencia a las consultas y a las urgencias hospitalarias tanto de enfermedades menores de la vía respiratoria alta, tales como rinoconjuntivis alérgicas, como de exacerbaciones de enfermedades potencialmente graves de la vía respiratoria baja, como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Entre las medidas preventivas, se recomienda reducir en lo posible la exposición a los pólenes ambientales que causan la reacción inflamatoria de la vía respiratoria, evitando parques y zonas ajardinadas, así como usando gafas, filtros solares e, incluso, mascarillas faciales en los casos de hipersensibilidad más graves.
Así mismo, se recomienda consultar con su médico ante la aparición o reagudización de sintomatología alérgica o respiratoria tal como picores, estornudos, irritación ocular, lagrimeo, tos persistente, sensación de falta de aire o autoescucha de sibilancias al respirar. En estos casos, las medidas terapéuticas varían según la situación de base del paciente y la gravedad de su cuadro actual, pudiendo precisar el uso de antihistamínicos, mucolíticos, broncodilatadores inhalados, corticoides o antibioterapia. En casos de hipersensibilidad previa conocida, se puede plantear el uso de inmunoterapia con vacunas específicas a fin de minimizar la sintomatología.
Dr. Jaime Solís, especialista en Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario