¿Qué entendemos por normalidad?
ANA DE GÓNGORA, 22 de octubre de 2020
Oímos por todas partes a personas decir que quieren volver a la normalidad, en situaciones como la que estamos viviendo con esta desdichada pandemia. No creo que la normalidad sea quedarnos como estábamos, ni hace dos años ni cuatro. No se puede hacer borrón y cuenta nueva. La situación que estamos viviendo debe servirnos, al menos, para aprender algo: que la situación no era esperable, pero sí es cierto que si la sanidad pública hubiera estado mejor tratada y más preparada se habría podido afrontar mejor, y sobre todo no echar las campanas al vuelo como si todo se hubiera arreglado y superado.
No voy a hablar de estadísticas ni datos que pueden encontrarse por cualquier medio. Lo cierto es que desde hace tiempo hemos visto cómo se iba deteriorando la asistencia sanitaria pública. He visto personalmente, hace más de diez años, por familiares ingresados en hospitales como La Paz, que el personal sanitario se quejaba de que faltaba material determinado, y los familiares tenían que procurárselo; a enfermeros e incluso doctores que estaban en vilo porque no sabían si iban a renovarles el contrato para seguir en el puesto a escaso tiempo de que éste finalizara (sin pretender enterarme de estos datos, simplemente porque tenía que salir de la habitación momentáneamente).
'La situación debe servirnos,
al menos,
para aprender algo'
Al mismo tiempo se estaban inaugurando diversos hospitales por la Comunidad (de Madrid, que es lo que conozco de cerca). Para esas inauguraciones se llevaba dotación para unas cuantas habitaciones, que serían las que saldrían en las fotos, y personal sanitario para el mismo fin; después estos hospitales se cedían a empresas privadas con contrato por largo plazo y se procuraría derivar a pacientes, que pasaban a ser clientes, y en determinadas cuestiones se derivaba el coste o los medios a la sanidad pública. Esto no solo se daba en Madrid, también en comunidades como la valenciana, que fue muy sonado lo que ocurrió allí, y desafortunadamente se propagó la liquidación de asistencia pública con costes pagados por la Seguridad Social pública, por todos los españoles, asistieran o no a ella. Pasó igual con la enseñanza.
En fin, creo que debemos aprender de lo que estamos viviendo para que no se repitan los errores.