Mareando la perdiz con el problema climático



ANA DE GÓNGORA. Enero 2020.

Se organizan cumbres sobre el clima periódicamente a nivel mundial; se reúnen políticos, científicos, expertos profesionales, empresarios, periodistas, etc., hablan, discuten, plantean los problemas... En definitiva, cada cual se ocupa de su tema, pero falta imaginación para buscar soluciones, alternativas para cambiar lo que ya no sirve. No sirve pretender eliminar sin más, y sobre todo, hay que buscar alternativas y formación para quienes hasta ahora tenían unos empleos y medios de vida que no pueden quedarse sin ellos. Lo que está claro es que si queremos seguir viviendo en nuestro planeta hay que tomar medidas ya, no solo por nosotros, sino por nuestros hijos y nietos. Como dicen los jóvenes, los niños y los adultos que están viendo la realidad: “No hay un planeta B”. Otros prefieren como el avestruz meter la cabeza en la tierra: si no miran arriba es como si no existiera el problema. No lo verán o no lo creerán, pero su salud ya les dará el aviso.

Prefiero no entrar en dar datos y cifras, eso pueden hallarlo en publicaciones y documentales de televisión. Por otro lado, nos están presionando con nuestra responsabilidad por la forma en que nos alimentamos, que evitemos comer carne… ¿Quieren que nos volvamos vegetarianos o veganos? Y el pescado, según dicen, también es un problema porque tiene mucho plomo, y cuanto más grande es el pescado más plomo tiene, porque ha ido acumulando el plomo de todos los peces más pequeños que se ha comido. Pues lo de vegano tampoco es una solución: los cultivos masivos, ésos que producen todo tipo de frutas y verduras en cualquier estación, entre fertilizantes y pesticidas, pueden fastidiarnos el hígado, los riñones y que sé yo cuantas cosas más, hasta cáncer. Un ejemplo es el asunto de Monsanto: creo que en Estados Unidos, y no sé si también en el resto de América, tuvo una serie de denuncias y hubo hasta recogida de firmas. No sé si llegaron a conseguir algo, según parece es una empresa muy fuerte. Más cercano nos resulta el problema del Mar Menor: como ya sabrán, aparecieron las playas con montones de peces muertos. Hacía ya tiempo que estaba muy contaminado, y últimamente las inundaciones y riadas que han tenido por la zona han arrastrado los pesticidas y otros contaminantes.

Así, ¿qué vamos a comer que no perjudique al medio ambiente ni a nuestra salud? Tenemos dos alternativas: la primera, comemos lo que nos apetezca procurando mantener un equilibrio razonable y conveniente; la segunda: un ayuno permanente hasta que llegue el final, así no llegaremos a ver el fin del planeta o el nuestro por el calentamiento global.

 

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