Los libros olvidados... de la Manuel Alvar
MARÍA LUISA SAN JOSÉ PÉREZ MIEMBRO DE LA PLATAFORMA CIUDADANA DI, 16 de abril de 2025
Los libros, igual que las personas, tienen más suerte unos que otros… Los libros de la Biblioteca Pública del Estado Manuel Alvar son de los que no tienen suerte.
Desde hace seis años nadie puede abrirlos, leerlos, estudiarlos. Durante cuatro años esperaron en sus estanterías un arreglo que no llegaba nunca, y cuando por fin llegó y los trasladaron, les dijeron que volverían… ¡en 16 meses! De nuevo la desilusión, ¿el engaño? Todavía no saben si van a volver alguna vez a encontrarse con sus lectores, a disfrutar con sus sorpresas y alegrías, a participar en la vida de un barrio que empieza (también) a olvidarse de ellos.
Claro que no hay engaño, al parecer es el desarrollo “normal” de unas obras de “mejora”. ¿En qué ha mejorado la vida de los libros y de sus lectores estar encerrados primero en sus estanterías y luego en contenedores? ¿Cuántos de ellos volverán? ¿Volverán? ¿Lo verán nuestros nietos? Porque nuestros hijos se han educado ya fuera de esta biblioteca pública en la que nosotros (y especialmente nosotras) estudiamos.
Es triste y desolador esperar el nuevo Día del Libro con nuestra biblioteca más importante cerrada. En una versión actualizada de Fahrenheit 451, en lugar de quemar los libros los encerramos, así es más discreto, llama menos la atención. Aunque el resultado sea el mismo, hurtar el acceso a los más de 500.000 libros que siguen olvidados en algún lugar. Este 23 de abril volveremos a oír discursos vacíos que nos recuerdan la importancia de los libros y, sobre todo, de comprar libros. Porque, eso sí, todo nos invitará a participar en la “fiesta del libro”… comprando. Las bibliotecas públicas, las que dan acceso a todas las personas y a todos los libros, ésas celebrarán este día con una ausencia descomunal: la Manuel Alvar sigue cerrada y no se sabe cuándo se podrá sumar a la “fiesta”.
Para los que sabemos que la igualdad entre las personas empieza por el derecho a la educación y que las bibliotecas públicas son un eslabón imprescindible en ella, nos resulta incomprensible esta dejadez del Ministerio de Cultura con una biblioteca que, siendo una joya, debería ser tratada como tal.
Pero sabemos que no hay nada que no pueda empeorar: las vecinas y vecinos de Guindalera, a pesar de la decepción y la desilusión con un ministro detrás de otro, este 23 de abril una vez más vamos a recordar a las autoridades nuestro derecho a recuperar la Biblioteca Manuel Alvar y a encontrarnos con sus libros.
Vamos a romper este nuevo Fahrenheit 451 con una concentración en la que recordaremos nuestro derecho a encontrarnos con nuestros libros. Vamos a decir muy alto que no les olvidamos y no pensamos parar hasta que estén de vuelta. Es nuestro derecho y no renunciamos a él.