El parado, su esposa y el médico de atención domiciliaria

(Sala de estar de un hogar de la clase media. En un sillón, EL PARADO, con la mirada fija al frente. La ESPOSA DE PARADO se dedica a quitar el polvo de los muebles. Suena el timbre de la puerta. Ella acude a abrir.)

ESPOSA DE PARADO: ¡Doctor, ya era hora!

DOCTOR: Perdone la tardanza, señora, pero desde los recortes de la crisis del 2008 hay déficit de facultativos de la Seguridad Social, y los que estamos no damos abasto. (Señala al PARADO) ¿Se trata de este señor?

ESPOSA DE PARADO: En efecto.

DOCTOR: ¿Qué le sucede?

ESPOSA DE PARADO: Ya lo ve. No anda.

DOCTOR: Si no anda, a lo mejor es que se le ha roto la cuerda.

ESPOSA DE PARADO: De eso nada. Ya lo ha mirado el relojero y dice que tiene cuerda para rato.

DOCTOR: ¿No será que no anda porque se le han gastado las pilas? Los maridos, a veces, se paran por esas cosas. O porque se les funde un transistor.

ESPOSA DE PARADO: En ese caso, además de quieto estaría mudo. Pero él habla. (Al PARADO) Dile algo al doctor, Mariano.

PARADO: (Mascullando) ¡Dita sea…!

ESPOSA DE PARADO: ¿Se da cuenta? Yo digo que si lo que tiene será reúma…

DOCTOR: Veamos, veamos… (Le toca la frente) Nada de fiebre. (Le toma el pulso) Pulso normal… (Le ausculta el pecho) Bien de corazón y pulmones… (Saca un martillito y le golpea la rodilla. La pierna del PARADO se dispara hacia delante) Reflejo rotuliano perfecto. Desde luego, polio no es. (Se enfrenta a la ESPOSA DE PARADO con seriedad) Señora, debo darle una mala noticia: su marido ha pillado el parovirus.

ESPOSA DE PARADO: Pero lo que teníamos, ¿no era el coronavirus?

DOCTOR: Sí. Lo que ocurre es que la COVID-19 debilitó mucho a las empresas, les ha entrado la PAVID-20, y unos ERTE de nada que le habían salido se le han convertido en unos ERE así de gordos que han contagiado a todo el personal. Es la peste de nuestro tiempo.

ESPOSA DE PARADO: ¿Pero no decían que la peste era la COVID-19?

DOCTOR: No. Eso lo dijeron para disimular. La verdad es que en la España de hoy la peste auténtica es la PAVID-20, o sea, el parovirus. Va a haber muchas más personas con paro que con COVID-19. La COVID se puede evitar con vacunas, confinándose, con mascarillas, higiene, distancia social…  Contra el virus del paro y con la crisis económica por culpa de la pandemia no hay prevención que valga.

ESPOSA DE PARADO: ¿Usted cree que se habrá contagiado en la oficina?

DOCTOR: Estoy seguro. La mayoría de las empresas de nuestro país son seropositivas y contagian a sus empleados que es un gusto.

(Suena el teléfono. La ESPOSA DE PARADO lo atiende. Habla por él un momento. Tras colgarlo se vuelve al DOCTOR.)

ESPOSA DE PARADO: Era mi cuñada. Dice que mi hermano también se le acaba de parar.

DOCTOR: ¿Ve usted? Ya no es una ola, es un tsunami. (Saca su bloc de recetas) Voy a recetarle un subsidio de paro. Vaya al INEM y vea si se lo despachan. Pero dese prisa, porque las existencias de subsidios se van a agotar a la vuelta de nada.

(En ese momento se escucha la melodía del móvil del DOCTOR.)

DOCTOR: (Por el móvil) Doctor Mascarell al aparato… ¿Cómo? ¡No es posible!… (Cuelga y se vuelve muy abatido a la ESPOSA DE PARADO) Tenía un contrato temporal de médico para la Comunidad Autónoma y acaban de rescindírmelo porque la Comunidad ha privatizado la atención domiciliaria. ¡Acabo de contagiarme de parovirus!

(Se deja caer en una silla, frente al sillón que ocupa EL PARADO. Los dos, inmóviles, se miran fijamente y mascullan frases ininteligibles. Ante tal situación la ESPOSA DE PARADO, práctica, se marcha de estampía hacia el INEM con su receta, dejando que el DOCTOR allá se las componga.  Lentamente cae el

TELÓN.)


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