Después del mundial, ¿qué?



PGARCIA. Julio-agosto 2018.

 A mitad de este mes concluye el Mundial de fútbol. Y los ocupantes de la caverna de Platón estamos muy preocupados. Porque, después del Mundial, qué? ¿Qué sombras balonpédicas nos proyectarán en la pared? ¿Resultarán lo suficientemente atractivas para seducirnos con intensidad similar al singular campeonato desarrollado en tierras rusas? Por el contrario, ¿serán tan aburridas que nos impulsen a abandonar nuestras cadenas y salir de la gruta en busca de mejores entretenimientos, con el riesgo que ello implica?

He meditado profundamente sobre la cuestión y anticipo que no existe el menor peligro. Porque después del Mundial, los mercados; después del Mundial, los mercados de fichajes del verano. Y el lenguaje.

Porque el lenguaje del mundo del fútbol utiliza bastante una onomatopeya procedente del cómic como es la de crac. Se habla de Ronaldo, que es un auténtico crac, y de Messi, que es otro crac. Y los cronistas deportivos nos informarán de las búsquedas desesperadas de bastantes clubes en pos del correspondiente crac, después del Mundial. ¿Qué sucederá, con  la moda de la onomatopeya tebeística extendida este verano al sagrado universo del fútbol? Pues que los presidentes de las sociedades anónimas deportivas mantendrán con los representantes de los jugadores conversaciones de este corte:

 - ¿Puede ofrecerme usted un crac?

 -  No. Pero le vendo a muy buen precio a Brumario, que es un zas.

 - ¿Un zas?

 - Sí. En cuanto llega con la pelota delante del portero, le da una patada, y zas, se la cuela.

 - Hum. No está mal… ¿Qué más tiene usted en cartera?

 - Pues a Ramidus, que es un catacroc, y a Pumaldo y Mimaldo que son dos zzz…Un catacroc, ya sabe, es un defensa durísimo, de esos que cuando un crac le hace una finta y se quiere escapar, va a por él y catacroc, lo caza de una buena patada. En cuanto a los zzz, la propia onomatopeya lo dice: son peloteros que duermen el juego cuando el equipo está ganando. Cuando se va con ventaja en el marcador hay que dormir el partido, ¿verdad? Pues mis dos zzz es que lo duermen y no lo despierta ni una sirena.

 - Esto de las onomatopeyas está muy bien para satisfacer las necesidades de un club.

 - Efectivamente. Por eso le ofrezco a Papiola, que acaba de concluir contrato y es un excelente snif (ya sabe, de los que cuelan la pelota en el marco muy suavecito, llorando, llorando); a Popovich y Cocovich, que son dos estupendos braommmm (o sea, que despliegan un juego totalmente explosivo), y a Dagoberto Carlos, un auténtico bang, es decir con un disparo a balón parado que es como una auténtica Magnum.

 - Me ha convencido. Renuncio al crac. Póngame un snif, un bang, y un zzz, que es lo que más necesito, y búsqueme un plaf, es decir uno de esos que se pega con todos.

 - De acuerdo. Con el snif, el bang, el zzz y un buen plaf puede usted tener un equipo sensacional.

 - Eso es lo que yo deseo: que sea un auténtico boum.

  

Con noticias y relatos así puntualmente servidos por los cronistas de los periódicos digitales y de papel, por los de las emisoras de radio y las cadenas de televisión (¡benditos sean todos ellos!), podremos continuar en nuestro cómodo asiento mirando las sombras en la pared de la caverna, evitando la tentación de abandonarla y buscar distracciones en el exterior.  Porque, bien sabido es, lector querido, que más allá de la caverna hay monstruos.

 


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