ÁFRICA MARTÍNEZ. Mayo 2018.
‘Ésta es una profesión muy bohemia y sacrificada’
En el mes de la Feria del Libro acercamos a nuestras páginas a un librero con historia propia. Se trata de Juan José Asenjo, sobrino nieto de Felipa Polo Asenjo, librera y segunda madre para muchos de los estudiantes que durante décadas nos acercamos hasta “La Felipa” en búsqueda de ese imposible que seguro ella resolvía. Son noticia porque, a punto de cumplirse los 70 años de esta librería, el ayuntamiento de Madrid ha instalado una placa en la calle Libreros, antiguo local de la casa, para recordar el esfuerzo y la energía de la entrañable Felipa, autora de frases de profundo calado como: “Si no tienes nada que hacer, no lo vengas a hacer aquí” o “A quien se hace de miel, se lo comen las moscas”.
El local en nuestro distrito, de la calle Pilar de Zaragoza, desde 1944 fue su almacén, pero a partir del año 2000 se convirtió en la nueva librería donde también se pueden encontrar esos títulos imposibles.
En sus palabras, ¿quién fue Felipa Polo Asenjo?
Felipa Polo Asenjo, nació en 1911 en Loranca del Tajuña, aunque por vínculos familiares era originaria de Yélamos de Arriba, ambas provincia de Guadalajara. Queda huérfana de madre y padre con tan solo tres meses. Mi abuela Juliana, con 12 años la mayor de cinco hermanos, se hizo cargo de Felipa, que posteriormente fue a parar a un convento en la calle Fuencarral, donde a los nueve años, por su buena reputación y conducta entre las monjas, es empleada por Doña Pepita en su librería en 1920 junto con otras tres dependientas en el número 12 de la calle Ceres, posteriormente llamada “calle de los libreros” a propuesta de Pio Baroja. En el año 1944 abrió la Librería Felipa en la calle Libreros 16, en los aledaños de la Gran Vía, en la que recibió la ayuda de dos dependientas y posteriormente la indiscutible entrega de sus sobrinos Ángel, José y Juan. Una mujer inteligente, autodidacta, de una memoria prodigiosa y con carácter temperamental y directo.
Felipa fue durante muchas décadas (80 años de librera) el alma de la prosperidad intelectual de generaciones de estudiantes, universitarios o no, de una librería en un Madrid humeante de hambre y estraperlo en sus inicios. Su fama se hace notar en el ámbito estudiantil como referente, no solo en la calle Libreros, donde llegaron a ser 12 librerías, sino también a nivel local y sobre todo por universidades de toda España. Murió a los 91 años, el 25 de abril de 2002.
¿Cuál ha sido su trayectoria desde que se hizo cargo de la librería?
Empecé por los años 80, compaginando mis estudios de Derecho con un comprometido entusiasmo por el mundo del libro, colaborando en mis inicios con el exceso de trabajo que desbordaba a mi padre y sobrino de Felipa. Yo, como su sobrino nieto, sintonicé muy bien con ella, que por su carácter no era fácil.
'La fama de Felipa se hace notar en el ámbito estudiantil como referente'
En el año 1987 creé un empresa de distribución y almacén de libros de venta al por mayor. Eran buenos tiempos, y muchos como yo gracias a la prosperidad de la calle Libreros crearon empresas dedicadas a la logística de este sector, distribuidores, editores y librerías.
Septiembre 1990
En torno al año 2000 cerramos en la calle Libreros “Felipa” por jubilación de todos los sobrinos, y Felipa ya empezaba a estar delicada de salud. En ese momento di continuidad en Libreros 8 a la “Librería Enrique”. Enrique, nieto de Doña Felipa, me alquiló su local, y estuve hasta que cerré en el año 2005. Empezaron tiempos convulsos para el libro de texto y universitario.
Posteriormente transforme y di continuidad a la Librería Felipa en el local de La Guindalera, que era nuestro almacén de distribución a librerías, para compaginar con la venta particular, que está actualmente en la calle del Pilar de Zaragoza 37, y ahí continuamos actualmente con todas las dificultades que arrastra nuestro sector.
¿Y cuál ha sido su mayor reto?
Superar tres crisis que llevamos en el sector librero, desde los años 80 cuando empiezan las fotocopias, para después continuar en los 90 con la informática, a desarrollar otros campos paralelos y digitales al libro en papel, y actualmente bailar al son de la piratería, libros electrónicos y venta de gigantes como Amazon. Estas circunstancias, entre otras, han dejado en el año 2014 a 950 en la cuneta, y nuestro sector en general se ha reducido a día de hoy en un 25%.
¿Qué es lo que más le motiva?
El libro me apasiona: 40 años dedicados a él. Para mí no hay profesión más enriquecedora en el mundo. Y la tradición familiar motivada por el ejemplo que dio Felipa y mi padre José. Pero esta motivación llena de ilusión se acabará conmigo, pues es una profesión muy bohemia y sacrificada.
¿Cómo ve el presente y el futuro de los libros en Madrid?
Como he dicho, el sector se está estabilizando después de una reducción drástica tras la crisis del libro y la financiera en general, que no es fácil darle continuidad después de muchas horas de dedicación y vocación no compensada económicamente, y eso que una librería independiente es un valor añadido al barrio y a la sociedad.
Proyectos a futuro, u otros proyectos en los que participa actualmente.
Ahora acaban de poner una placa del plan de memoria de Madrid en homenaje a Felipa en la calle de los Libreros 16 tras tres años de propuesta al Ayuntamiento. También, el proyecto hecho realidad de escribir un libro, Historia de la Librería Felipa y de la calle de los Libreros de Madrid, que va por la 12ª edición y que es un éxito gracias al trabajo realizado de documentación oral e histórica que ha merecido la pena dar a la luz y con la coordinación y ayuda de L. Regino Mateo del Peral. Por último, recordar que estaremos en la Feria del Libro del Retiro, en la caseta 111.
Y para terminar, ¿cómo es su relación con nuestro distrito?
Es el barrio a donde llegué con tres años, y hasta hoy… Me siento ligado emocional, cultural y profesionalmente: el barrio de La Guindalera es toda mi vida.