El tiempo social se acelera

En términos generales podemos decir que una paradoja es un conjunto de enunciados que aparentemente contradice a la razón.

Pongamos por caso lo que ha ocurrido en los distintos imperios, en distintas épocas. En sus etapas finales, estos imperios se preocuparon considerablemente por ir estableciendo un orden cada vez más estricto. Lo cual llevó necesariamente al desorden y a la descomposición de éstos.

La paradoja del sistema explica que, en todo sistema cerrado, al llegar a un máximo de orden, se produce el comienzo del desorden. Esta hipótesis de la paradoja en la que un orden cerrado lleva al desorden estaba apoyada por la teoría de juegos, utilizada en cálculo de probabilidades.

La idea de un sistema tecnológico que se cierra velozmente en todo el planeta hace considerar cómo es que se acelera realmente el tiempo social. El tiempo social y el tiempo de calendario son dos cosas que bien vale la pena distinguir. Porque el tiempo de calendario es un tiempo muy pautado, siempre absoluto; donde un año es un año, un mes es un mes, un día es un día.

Pero hay una cantidad de tiempos relativos, como el mismo tiempo social, y que nos ocurren a nosotros mismos. Cuando soñamos, cuando estamos despiertos, las cosas no se ajustan exactamente al tiempo que tenemos de calendario.

Lo mismo ocurre con los hechos sociales, en donde a mayor cantidad de acontecimientos en la misma unidad de tiempo experimentamos que se va acelerando el ritmo de la sociedad. Si estamos en el siglo XII, ocurrirán una cantidad de acontecimientos más o menos lentos. Pero si nos vamos acelerando también en la historia, se aceleran todos los hechos y no por eso cambia la métrica del calendario.

El tiempo interno de las sociedades se va acelerando a medida que aumentan las relaciones de producción e intercambio. En el momento actual, es la revolución tecnológica la que está acelerando el tiempo social. Lógicamente se están acelerando también las relaciones de producción, las relaciones de consumo. Se están acelerando las relaciones entre las personas.

Pero al acelerarse estas relaciones, estos sistemas, también se están produciendo desfases entre los lentos hábitos sociales, los lentos hábitos de las personas, de las instituciones, del sistema jurídico-político, y la velocidad, que se va incrementando. De esta manera, podría muy bien ocurrir que en poco tiempo se produjeran desfases. Y estos desfases nos llevarían a situaciones sumamente peligrosas.

Las ideas de sistema global cerrado y de aceleración del ritmo histórico aparecieron en la década de los 60, y aunque ha pasado ya tiempo, cada día es más correcto. Está claro que a nivel mundial el desorden avanza cada vez más, y avanza también instalándose a nivel personal en nuestros corazones y en nuestras cabezas.

También podemos decir que, como una nueva paradoja del sistema, no obstante este desorden, no obstante la crisis general de las instituciones, por primera vez estamos en condiciones de cambiar el ritmo de los acontecimientos.


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