Cuando fuerzas algo hacia un fin, produces lo contrario



EDITORIAL. Octubre 2017.

Destaca que las personas y las cosas tienen determinados comportamientos y que resisten o facilitan nuestros proyectos si actuamos adecuadamente. Cuando, movidos por impulsos irracionales, presionamos algo contra su propio comportamiento, observaremos que podrá ceder ante nuestras exigencias, pero la consecuencia a corto o largo plazo será que volverán efectos distintos a los que queríamos lograr.

El ser humano es forjador de acontecimientos, da dirección a las cosas, tiende a planificar y cumplir proyectos. En suma, se dirige hacia fines. Pero la pregunta es: ¿cómo va hacia sus fines? ¿Cómo hace entender a otra persona la solución de un problema presente: la violenta o la convence? Si la violenta, ahora o después tendrá una reacción contraria. Si la convence, ahora o después podrán sumar sus fuerzas.

Muchos piensan que “el fin justifica los medios” y obran forzando todo a su alrededor, logrando a menudo resultados exitosos. En ese caso, la dificultad viene después. El fin se ha logrado, pero no se lo puede mantener por mucho tiempo.

El principio que estamos comentando, de acción y reacción, se refiere a dos situaciones distintas. En una se obtiene el fin buscado, pero las consecuencias son opuestas a lo esperado. En otra, por forzamiento de situaciones, se obtiene un rechazo desfavorable.

 

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