Amenazas digitales

En estos tiempos de pandemia las amenazas en forma de suplantaciones de identidad (phishing), bulos en redes sociales, especialmente en el WhatsApp, y otros asuntos de ciberseguridad, han crecido. Primordialmente la razón ha sido el aumento del uso de medios digitales debido a confinamientos y restricciones varias. 

Los temas relacionados con la ciberseguridad son de vital importancia, tanto para particulares como para profesionales y empresas. Además de las cuantiosas pérdidas económicas hay que añadir los trastornos ocasionados en las vidas de las personas.

Por ello es muy importante estar correctamente informados y formados. Acudir a las fuentes oficiales y especializadas nos puede ayudar a identificar los ciberdelitos, y plataformas como maldita.es o newtral.es, especializadas en la verificación de datos, son lugares donde podemos desenmascarar los bulos que circulan.

Una de las amenazas más extendidas son las relacionadas con la suplantación de identidad. Prácticamente todos hemos recibido alguna, y en ellas es fácil caer por lo elaborado de algunos correos de suplantación. Pero en realidad si nos fijamos casi siempre podemos comprobar si dicho mensaje es una suplantación. Para ello tenemos varias pistas: leamos el texto con detenimiento, muchas veces está escrito de forma sospechosa o con errores gramaticales, ortográficos o de la información que nos da. Otra pista sería si no somos clientes de esa empresa (en el caso de que venga de una). Pero la prueba más definitiva es el correo del remitente, en el que, aunque el nombre sea real, la dirección electrónica no tiene nada que ver con la empresa o entidad suplantada. En estos correos se nos pide que accedamos a una web falsa, donde deberemos introducir los datos solicitados, que es, al final, el objetivo de dichos mensajes: dichos datos serán utilizados para realizar algún ciberdelito. Por eso siempre debemos dudar de estos correos, y de todos aquellos que nos pidan datos o dinero, y, o no hacer caso, o asegurarnos contactando con la verdadera empresa o entidad.

Y en el mundo del WhatsApp debemos tener en cuenta que el 99% de las informaciones que recibimos son bulos. Por eso todos tendríamos que colaborar en cortar esas cadenas de falsedades. No solo haciendo caso omiso, sino que, cuando nos aseguremos de que no son ciertas, comunicarlo al remitente de esa información, enviando, si es posible, la prueba de que eso es un bulo. Y como ya hemos dicho antes, para saber si son bulos nos podemos dar una vuelta por Google o, mejor aún, ir a las plataformas de verificación de datos antes mencionadas.


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