Foto: ilpviviendamadrid.com (Silvia)
ROBERTO BLANCO TOMÁS. Abril 2017.
Quiero creer que es un dato conocido por la mayoría, pero por si acaso, recordaré que la Constitución Española, en su artículo 47, establece que “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada” y que “Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”.
Suena bonito, ¿verdad? El problema es que se trata de un derecho que no podemos exigir: el artículo 47 se encuentra ubicado en el capítulo tercero, “De los principios rectores de la política social y económica”, del Título I (“De los derechos y deberes fundamentales”). Y el artículo 53.3 dice que los artículos recogidos en dicho capitulo “solo podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen”. Como hasta la fecha no ha habido desarrollo legislativo del derecho a una vivienda digna, se ha quedado en mero principio, no podemos reclamar nada en esta cuestión. Fin de la partida, “game over”…
Pero hete aquí que unas cuantas personas, cada vez más, no están dispuestas a que esto siga siendo así, al menos en nuestra Comunidad. Y es que el pasado 16 de febrero ha sido registrada en la Asamblea de Madrid una Iniciativa Legislativa Popular por la vivienda digna y contra los cortes de suministros básicos (problema no menos importante, que también hemos tratado en esta sección meses atrás). Dicha iniciativa ha sido promovida por la Coordinadora de Vivienda de Madrid (que agrupa a las Plataformas de Afectados por la Hipoteca madrileñas), la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid y la Asociación Libre de Abogados. Ahora, una vez registrada, necesitan recoger al menos 50.000 firmas entre la ciudadanía antes del 26 de mayo para que se admita su tramitación como ley. A fecha del 29 de marzo, tras dos semanas de recogida, ya llevaban 14.422 y subiendo, lo que indica que la cosa no va nada mal.
Creo que la situación que da lugar a esta iniciativa es también de sobra conocida: entre 2008 y 2015 se han contabilizado más de 70.000 desahucios en la Comunidad de Madrid, mientras que en el mismo marco geográfico existen cientos de miles de viviendas vacías. Pese a ello, el parque de vivienda pública es notablemente escaso, y encima el ciudadano de a pie ha tenido que contemplar cómo Ayuntamiento y Comunidad malvendían un pedazo importante de dicho parque a fondos buitre. Por su parte, los bancos, “grandes desahuciadores”, también han cometido abuso tras abuso (basta ver las noticias de la tele cada día para comprobar lo cierto de esta afirmación), y ha habido que rescatarlos con el dinero de todos, mientras que a las personas que día a día se quedan en la calle o sin suministros básicos no las rescata nadie.
Ante todas estas injusticias, la ley cuya tramitación persigue esta iniciativa pretende que se garantice de una vez por todas el derecho a una vivienda digna, paralizar los desalojos forzosos sin alternativa habitacional, el establecimiento de un proceso de acceso a la vivienda general y de emergencia, así como de medidas para prevención del uso antisocial de las viviendas, la garantía habitacional para situaciones de exclusión residencial en función a la renta familiar, y la protección al consumidor en esta materia para evitar conductas abusivas.
En el sitio web www.ilpviviendamadrid.com tenéis toda la información sobre la ILP. Por supuesto, no voy a decirle a nadie lo que tiene que hacer. Yo ya he firmado, pues creo que esta iniciativa es de total y absoluta justicia, y que lo recogido en la misma supone un mínimo irrenunciable. Cierto que las firmas solo sirven para conseguir que se tramite, y que una vez en la Asamblea de Madrid la ciudadanía pierde el control sobre este trámite, que pasa a los grupos políticos. Pero pienso que es una buena manera de empezar el proceso, asumiendo que, una vez iniciado éste, será necesario continuar las movilizaciones, presionando para que el barco llegue a buen puerto.