Espectáculo lamentable

Fuente: tvboy.it

ROBERTO BLANCO TOMÁS. Octubre 2017.

Vaya espectáculo lamentable están dando unos y otros. La “cuestión catalana”, que en su momento era una excelente cortina de humo para que no se hablase de problemas importantes (el paro, la precariedad, los desahucios, la pobreza energética, etc.), con el tiempo ha ido “cogiendo temperatura” y, gracias a la torpeza de sus artífices de uno y otro bando, polarizando más y más a la sociedad española y catalana hasta el día de hoy, 1 de octubre, en el que por lo que estoy viendo en la tele y en internet tenemos ya un problema real y muy complejo.

Empezaré con los “indepes”, que desde el principio han actuado en plan “vale-todo-si-es-útil-para-mi-causa”… Qué quieren que les diga: a mí el fin nunca me ha justificado los medios, todo lo contrario; siempre he pensado que de tales medios, tal fin. El Gobierno de la Generalitat y sus aliados han obviado en todo momento que la mitad de su pueblo no está por la independencia, y ha forzado un proceso en el que el “derecho a decidir” era la excusa (porque los resultados no iban a poder ser comprobados y porque estaba claro que en su inmensa mayoría los que iban a votar eran los partidarios de abandonar el Estado español), y el realizar una movilización mogollónica por la independencia el objetivo. Y está muy bien que quieran realizar esa movilización, pero que no nos vendan la película de que lo hacen por la democracia. Además, la democracia, según yo la entiendo (al menos la democracia real, en la que todos participan de verdad), va mucho más de alcanzar consensos que de hacer votaciones, porque las votaciones siempre implican el triunfo de unos sobre otros. Pero aquí no he visto a nadie buscar consenso alguno; más bien he oído a alguna oradora de la CUP en un mitin avisando a los indecisos de que “Roma no paga traidores” y de que “Tenemos memoria, y no os lo perdonaremos nunca”. Textual y repulsivo.

Otra cosa que me ha repelido bastante es que estaba muy claro lo que iba a pasar hoy; en cuanto a represión, digo. Y como no soy ningún ingenuo, no me puedo quitar de encima la sensación de que desde los cuadros “indepes”, en el gran teatro que han montado, se iba buscando en todo momento este escenario, por entender que le iba a venir estupendamente a “la causa”. Por supuesto, eso no justifica en absoluto las cargas, y ahora iremos con ello, pero siempre he detestado a los líderes iluminados que no dudan en sacrificar a su militancia para conseguir mártires. No quisiera yo ser ciudadano de una república regentada por gente así.
"Cómo convertir una cortina de humo en un problema real y muy complejo"

Vamos ahora con “los otros”... Claro, durante mucho tiempo toda esta historia con Cataluña venía genial para tapar “la primavera de la corrupción”, que al contrario que el empleo florecía por doquier a lo largo y ancho del territorio nacional. Así que el Gobierno Rajoy se ha dedicado todo este tiempo a seguir alimentando la hoguera a base de soberbia hasta que el fuego se ha descontrolado, convirtiéndose en incendio. Cualquier persona razonable se da cuenta de que el hecho de que media sociedad catalana esté por la independencia es un problema, pero un Gobierno con tendencia manifiesta a enfrentar cualquier conato de protesta antidisturbios mediante no es demasiado susceptible de ser definido como “razonable”, y al final ha pasado lo que tenía que pasar…

Y lo que tenía que pasar es que, pese al despliegue de miles de antidisturbios, al final se ha votado. Porque no podía ser de otro modo: por más policías que despliegues, es imposible que estén en todas partes a la vez; es como poner vallas al mar. Así que nos podríamos haber ahorrado los costes del despliegue, el bochorno del barco de Piolín, la visión grimosa de la gente con banderas despidiendo a los guardias civiles como si fueran a conquistar un país enemigo, y sobre todo los cientos de heridos y las imágenes lamentables de señores de dos por dos metros maltratando a personas indefensas. Porque me pueden contar lo que quieran de España, de Cataluña y del copón de bullas, pero no encuentro justificación posible, hayan hecho lo que hayan hecho, a aporrear a personas mayores, tirar por las escaleras a unas chicas o sacar arrastrando de los pelos de una sentada a una chavalita joven que pesa la mitad que el bruto que le hace eso. A mí me daría vergüenza: será porque tengo.

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