Por fin llegó el esperado y electoral 20D, pero el resultado de los comicios no ha dejado satisfecho a nadie, aunque —como siempre— pudiera parecer por las declaraciones de unos y otros que todos han cubierto sus objetivos. No ha debido de ser así cuando el escenario al día siguiente de las elecciones aparecía de lo más incierto, con un vencedor sin mayoría absoluta y ninguna posibilidad de conseguirla por parte de las siempre hipotéticas “alianzas naturales” (PP-Ciudadanos o PSOE-Podemos).
Y es que finalmente el bipartidismo aún no ha muerto, contrariamente a lo que muchos preveían: sumados, los votos del “bipartido” siguen superando holgadamente a la suma del resto. Pero también es cierto que esta perspectiva de la política ha recibido un golpe considerable, situándose los nuevos “aspirantes” (Podemos y Ciudadanos) como tercera y cuarta fuerza con una representación parlamentaria de cierta consideración (especialmente la de Podemos). Y esto ha ocurrido con votos arrancados en su mayoría a los partidos hasta ahora hegemónicos, pues si bien la abstención ha bajado, lo ha hecho de un 31,06% en 2011 al 26,80% de estos últimos comicios, lo que no basta para explicar el montón de votos obtenidos por las formaciones emergentes.
El PP, como decimos, gana las elecciones obteniendo 123 escaños en el Congreso, muy lejos de la mayoría absoluta (176 escaños) —que sí obtiene en el Senado, factor a destacar que tendrá consecuencias en el devenir parlamentario— y con un descenso colosal respecto de los 186 que obtenía en los comicios de 2011. El PSOE queda en segundo lugar, con 90 escaños que suponen su resultado más bajo en unas elecciones de nuestra actual democracia. Podemos no consigue ser fuerza hegemónica de la oposición, consiguiendo junto con sus alianzas territoriales 69 escaños. Finalmente, Ciudadanos se queda muy lejos de lo que seguramente ellos mismos (y muchos observadores externos) esperaban: solo 40 escaños. Como se puede ver echando mano de la calculadora, la aritmética de las alianzas queda totalmente incierta, adivinándose un mes de enero de lo más interesante en términos de “política oficial”, pues, como en los buenos thrillers, no tenemos ni idea de cómo será el final, si el asesino será el mayordomo o el detective dejará la bebida y se irá a vivir con su ayudante. Veremos, dijo un ciego…
La participación en nuestro distrito ha estado algo por encima de la media: votaron 89.967 personas, lo que supone un 79,99% del electorado. 22.512 vecinos se abstuvieron de votar (un 20,01%, ligeramente inferior al 21,31% de 2011), registrándose además 395 votos nulos y 423 en blanco). En cuanto a resultados, en el distrito de Salamanca se impuso con claridad el Partido Popular con 46.533 votos, un 51,95%, acusando este partido también aquí un notable descenso respecto del 67,28% de 2011. Le siguen Ciudadanos con 17.292 votos (19,31%, porcentaje cercano a la pérdida de votos del PP en nuestro distrito, lo que parece hablarnos de transferencia de sufragios), Podemos con 10.488 (11,71%), PSOE con 8.958 (10%), Unidad Popular con 2.953 (3,30%), Vox con 1.112 (1,24%) y UPyD con 1.068 (1,19%).