La contaminación atmosférica y la enfermedad respiratoria

Dr. Felipe Canseco González

HOSPITAL Nª Sª DEL ROSARIO. Diciembre 2017.

El aire que respiramos influye decisivamente sobre la salud, especialmente en la infancia y en las personas de edad avanzada, que son las más vulnerables. Los principales efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud inciden en el aparato respiratorio.

Los contaminantes están suspendidos en el aire de las ciudades, procedentes sobre todo del tráfico de los vehículos a motor y de algunas industrias locales. Los más importantes son el material de partículas en suspensión (MP), el dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2) y el ozono (O3), formado por la reacción fotoquímica de la luz solar con otros contaminantes a nivel del suelo.

Su inhalación a concentraciones elevadas produce inflamación de la mucosa traqueo-bronquial, que se traduce clínicamente en tos, aumento de la expectoración, opresión precordial, respiración sibilante y sensación de falta de aire.

Cuando esto ocurre, en pacientes con patología respiratoria previa como el asma bronquial o la EPOC (que incluye a la bronquitis crónica y el enfisema y que está íntimamente ligada a la autocontaminación por consumo de tabaco), la inflamación conduce con frecuencia a la infección y/o a la insuficiencia respiratoria, dando lugar a un aumento de  las urgencias, los ingresos hospitalarios y de la mortalidad.

Con respecto al asma bronquial, aunque hay muchas pruebas de que la contaminación del aire exacerba la ya existente, no está bien establecida la vinculación con su desarrollo. En el cáncer de pulmón se ha podido comprobar que, a igualdad de consumo de tabaco, la incidencia de este tumor aumenta en el medio urbano frente al rural, donde el aire es más limpio. También se ha comprobado en diversos análisis que los picos de contaminación en la ciudad de Madrid coinciden con los de ingresos por enfermedades respiratorias. Según datos de la OMS, se calcula que en el mundo 1,3 millones de personas mueren cada año a causa de la contaminación atmosférica urbana, y más de la mitad de esas defunciones ocurren en los países en vías de desarrollo.

¿Qué podemos hacer?

— Comprobar los datos de contaminación ambiental.

— Tomar precauciones en las salidas durante los meses de frío. Cuando hace frio, sobre todo las noches despejadas de invierno, el NO2 y el O3 quedan cerca de la superficie y respiramos un aire más contaminado.

— Se recomienda no realizar ejercicio físico al aire libre en momentos de alta concentración de partículas contaminantes.

— Es conveniente permanecer el menor tiempo posible en las zonas de mayor contaminación.

— Abandonar el consumo de tabaco.

— En caso de presentar síntomas como dificultad respiratoria, tos, dolor torácico o empeoramiento de patologías previas, se recomienda consultar a un médico.

Dr. Felipe Canseco González. Neumólogo del Hospital Nuestra Señora del Rosario

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