ANA DE GÓNGORA. Enero 2017.
El espectáculo que estamos viviendo en estas fiestas sería divertido si fuéramos meros espectadores, pero desgraciadamente somos parte del espectáculo. No nos hacen reír, sino que se ríen de nosotros; nos tienen encerrados en las jaulas con las fieras. Cuidado con movernos o levantar la voz, porque nos atacará el león, o el tigre, o la hiena...
Es un circo porque no debaten unos partidos con otros por defender los derechos y las necesidades de los ciudadanos que los han votado: se pelean dentro de sus propios partidos tratando cada uno de imponer sus ideas sobre los demás correligionarios. Unos discuten a cara descubierta, otros muy discretamente, y otros directamente derrocan al que votaron y pugnan por ocupar su lugar. ¡Que vergüenza nos hacen sentir! Porque ellos no deben de tenerla: si la tuvieran no serían tan inconscientes.
Mientras se distraen, o tratan de distraernos, montando este espectáculo, el Gobierno está nacionalizando empresas hundidas, como las autopistas, y tratando de privatizar las que dan beneficios, como Aena. ¿Y qué pasa con los responsables? Nada. Lo mismo que con quienes no pueden pagar la electricidad: ya son por lo menos seis muertos últimamente por esta causa, que sepamos, y aun así siguen subiéndonos la luz. O las hipotecas, habiéndoles estafado con las cláusulas suelo, que ha tenido que ser el tribunal de la Unión Europea quien dictamine que es una estafa y que tienen que devolver los bancos (ésos a los que se ha rescatado, rescate que pagaremos nosotros). Mientras, cuánta gente se ha quedado en la calle, arruinada, teniendo que seguir pagando, y los bancos haciendo negocio doble, ya que ahora ofrecen los pisos a precios competitivos para que otros caigan en la misma trampa: otra hipoteca, y así negocio redondo.
Mientras esto sucede con la gente común, a un empresario, Florentino Pérez, quien tiene más empresas del Ibex35 registradas en paraísos fiscales, no se le exigen responsabilidades por la gestión de las autopistas, el túnel del AVE a Francia y varios pufos más. Éste es solo un ejemplo: por desgracia hay más casos así, los múltiples de corrupción que se están investigando, y probablemente habrá más que aún no se conocen. Así que propongo que en las próximas elecciones dejemos que voten a estos feriantes los bancos y los empresarios afines. Eso sí, no dejemos de ir a votar: escojamos la papeleta de quienes menos nos gusten y tachémosla, así no servirá a nadie y no podrán decir que nos abstenemos porque no nos preocupa la política.
Esperemos que este 2017 que iniciamos nos traiga un aire más sano que aclare las ideas y las voluntades de sus señorías y nos dé un respiro a su público, que por ahora no estamos para aplaudirlos. ¡Que vaya fiestas nos han dado!