
Es un circo porque no debaten unos partidos con otros por defender los derechos y las necesidades de los ciudadanos que los han votado: se pelean dentro de sus propios partidos tratando cada uno de imponer sus ideas sobre los demás correligionarios. Unos discuten a cara descubierta, otros muy discretamente, y otros directamente derrocan al que votaron y pugnan por ocupar su lugar. ¡Que vergüenza nos hacen sentir! Porque ellos no deben de tenerla: si la tuvieran no serían tan inconscientes.
Mientras se distraen, o tratan de distraernos, montando este espectáculo, el Gobierno está nacionalizando empresas hundidas, como las autopistas, y tratando de privatizar las que dan beneficios, como Aena. ¿Y qué pasa con los responsables? Nada. Lo mismo que con quienes no pueden pagar la electricidad: ya son por lo menos seis muertos últimamente por esta causa, que sepamos, y aun así siguen subiéndonos la luz. O las hipotecas, habiéndoles estafado con las cláusulas suelo, que ha tenido que ser el tribunal de la Unión Europea quien dictamine que es una estafa y que tienen que devolver los bancos (ésos a los que se ha rescatado, rescate que pagaremos nosotros). Mientras, cuánta gente se ha quedado en la calle, arruinada, teniendo que seguir pagando, y los bancos haciendo negocio doble, ya que ahora ofrecen los pisos a precios competitivos para que otros caigan en la misma trampa: otra hipoteca, y así negocio redondo.
Mientras esto sucede con la gente común, a un empresario, Florentino Pérez, quien tiene más empresas del Ibex35 registradas en paraísos fiscales, no se le exigen responsabilidades por la gestión de las autopistas, el túnel del AVE a Francia y varios pufos más. Éste es solo un ejemplo: por desgracia hay más casos así, los múltiples de corrupción que se están investigando, y probablemente habrá más que aún no se conocen. Así que propongo que en las próximas elecciones dejemos que voten a estos feriantes los bancos y los empresarios afines. Eso sí, no dejemos de ir a votar: escojamos la papeleta de quienes menos nos gusten y tachémosla, así no servirá a nadie y no podrán decir que nos abstenemos porque no nos preocupa la política.
Esperemos que este 2017 que iniciamos nos traiga un aire más sano que aclare las ideas y las voluntades de sus señorías y nos dé un respiro a su público, que por ahora no estamos para aplaudirlos. ¡Que vaya fiestas nos han dado!