BYD Seal: la dura competencia a Tesla
JESÚS A. BORNAO, 17 de febrero de 2024
Por primera vez en la historia del premio Car of The Year, un coche chino eléctrico se cuela entre los siete finalistas. A estas alturas de la comercialización de los vehículos alternativos a los motores de explosión, el mercado de vehículos eléctricos no acaba de arrancar. De hecho, en un mercado tan dinámico y avanzado como el alemán, solamente un veinte por ciento de los vehículos vendidos son eléctricos puros. Sin duda los altísimos precios de éstos hacen que los ojos de los compradores se dirijan hacia los fabricantes chinos, que aportan, además de un precio competitivo, un mejor exponente de la tecnología eléctrica en cada uno de sus nuevos modelos. El último BYD en aparecer es el modelo Seal, que pone en evidencia esa superior tecnología de este fabricante, tanto en la motorización como en las baterías, la seguridad y la conectividad.
BYD controla toda esa estructura productiva, lo que le permite estrenar el concepto de que la batería forme parte de la estructura del vehículo, que está llamado a competir con el conocidísimo Tesla Model 3, y además a un precio mucho más ajustado, con un precioso y llamativo diseño. El ritmo frenético de esta marca nos deja una gama bastante completa en España, con el BYD Dolphin, el BYD ATTO3, el BYD Seal del que hablamos y los pioneros en Europa BYD Han y BYD Tang. Es decir, un compacto del segmento C, un SUV-C, una berlina deportiva, otra berlina de representación y un SUV de 7 plazas, todos ellos 100% eléctricos y 100% chinos, sin reparos.
El BYD Seal imprime un carácter refinado y elegante a primera vista, trabajado bajo las órdenes del lenguaje de diseño Ocean Aesthetics. Inspirado en el mar, sus formas son armoniosas a la par que aerodinámicas, por lo que consigue un coeficiente de 0,21 Cx. El frontal es ciertamente agresivo, con una X muy marcada y formas esculpidas que siguen recorriendo su perfil hasta la zaga de estilo coupe.
Mide 4,80 metros de largo por 1,87 m de ancho y 1,46 m de alto, con una distancia entre ejes de 2,92 metros. Es, por tanto, un vehículo espacioso y de cotas considerables, por lo que pronto imaginas un eléctrico complicado de mover en un tramo de curvas. De ahí la sorpresa al conducir su variante Excellence AWD, de tracción total y 530 CV de potencia (160 kW en el eje delantero y 230 kW atrás).
Es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en solo 3,8 segundos, una marca que lleva reflejada en el portón de su maletero. Un espacio de carga de 400 litros de capacidad que se suma a los 53 litros del maletero delantero.
Todo en este BYD Seal nos hace pensar en viajes largos y confortables, un trabajo para el que está más que dispuesto para el notable. La arquitectura basada en su e-Platform 3.0 lo convierte en el modelo más rígido de la firma, que se suma a un centro de gravedad bajo y la suspensión independiente en el eje delantero y multibrazo de cinco brazos en el trasero. La respuesta es firme y estable, pero no llega a ser tan directa como la de un deportivo al uso, por lo que ofrece un plus de confort de marcha para todos los pasajeros.
Los BYD Seal están sujetos al Plan MOVES III, de modo que pueden reducirse hasta 7.000 euros del precio final si el cliente cuenta con el achatarramiento de un vehículo previamente. Eso nos deja un escenario de 36.900 euros para el modelo BYD Seal Design (46.990 euros sin descuentos y ayudas) y de 40.780 euros para el BYD Seal Excellence AWD (48.990 euros sin descuentos y ayudas). No es, por tanto, un modelo de gran volumen como el BYD Dolphin o el ATTO3, pero sí es competitivo por su equipamiento y la calidad percibida en su interior.
El modelo de acceso no será este Excellence-AWD, sino la versión Design con tracción trasera y la misma batería de 82,5 kWh de capacidad. Son 313 CV de potencia, así que acelera de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos y alcanza una autonomía combinada de 570 kilómetros. La firma asegura que podría llegar a los 690 km de autonomía por ciudad. El modelo más potente se conforma con 520 kilómetros en ciclo mixto y hasta 600 en urbano, que tampoco está nada mal.