ÁFRICA MARTÍNEZ. Octubre 2017.
"Vivir en este barrio es un auténtico privilegio"
El Dr. Alberto Muñoz-Calero es uno de los cirujanos generales y digestivos más reputados de la Comunidad de Madrid, contando con una amplia experiencia en Cirugía Laparoscópica, un tipo de intervención mucho menos invasiva gracias a la cual los pacientes obtienen los mismos resultados que con la cirugía tradicional, pero con la ventaja de un postoperatorio más rápido y menos doloroso.
Ha desarrollado su actividad médica en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, como jefe de servicio y jefe de departamento, y ahora en el Hospital Nuestra Señora del Rosario, como jefe de Cirugía del Instituto Madrileño de Enfermedades del Aparato Digestivo.
Como docente, el Dr. Muñoz-Calero ha sido profesor de la Universidad Complutense de Madrid desde el año 1988, además de coordinador del Programa de Formación de la Asociación Española de Cirujanos. También ha sido el coordinador de la Sesiones Generales Hospitalarias del Hospital Gregorio Marañón. Miembro de numerosas sociedades científicas nacionales e internacionales, fue presidente de la Asociación Española de Cirujanos, presidente de la Fundación Cirugía Española, presidente del Capítulo Español del International College of Surgeons, presidente del 27º Congreso Nacional de Cirugía, académico de la Médico-Quirúrgica Española, etc. Ha publicado numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales, participando también en diversos proyectos de investigación.
En sus propias palabras, ¿quién es Alberto Muñoz Calero?
Un cirujano vocacional, que ha dedicado más de 40 años a aprender y enseñar la cirugía, y que ama profundamente su profesión.
¿Cuál ha sido su trayectoria?
Toda mi vida profesional la he desarrollado en el hospital madrileño Gregorio Marañón. Allí he sido residente de Cirugía, adjunto especialista en Cirugía General y Aparato Digestivo, tutor de residentes, coordinador del Área Quirúrgica, y jefe de departamento y jefe de servicio. En el ámbito privado, inicié mi actividad en el Hospital Nuestra Señora del Rosario en los años 80, pasando después a la Clínica Ruber de Juan Bravo, y ahora he vuelto al Hospital Nuestra Señora del Rosario para dirigir el Instituto Madrileño de Ciencias del Aparato Digestivo.
¿Y cuál ha sido su mayor reto?
En el campo quirúrgico, el aprendizaje y formación en Cirugía Laparoscópica aplicada a las enfermedades Oncológicas Digestivas. En el ámbito profesional, la creación de un Servicio de Cirugía moderno con unidades y especialistas de referencia nacional.
'Madrid cuenta con una excelente sanidad'
¿Qué es lo que más le motiva de su profesión?
Saber que con tus conocimientos, experiencia y actitud puedes obtener grandes éxitos quirúrgicos que resuelvan los problemas médicos de mucha gente.
¿Cómo ve el presente y el futuro de la salud en Madrid?
Madrid, para suerte de sus habitantes, cuenta con una excelente sanidad, tanto de profesionales como de hospitales y servicios. Si bien la situación económica ha supuesto un parón en su crecimiento, confío en su rápida recuperación.
Háblenos un poco de sus proyectos a futuro, u otros retos en los que participe actualmente…
Mis proyectos actualmente se desarrollan, en el Hospital Nuestra Señora del Rosario, un centro hospitalario en constante modernización que apuesta por la inversión en tecnología avanzada y la incorporación de profesionales de gran prestigio. Se ha creado un instituto médico-quirúrgico, denominado Instituto Madrileño de Ciencias del Aparato Digestivo, que dirigimos el Dr. Gerardo Clemente, como especialista del Aparato Digestivo y reconocido hepatólogo, y yo mismo como cirujano. En este instituto se van a estudiar y tratar, de forma multidisciplinar, todas las enfermedades del aparato digestivo, con técnicas avanzadas y tecnología puntera, contando con un equipo profesional de alta capacitación.
Y para terminar, ¿cómo es su relación con el Distrito Salamanca?
Nací en la Calle O’Donnell, pero en el año 80 me fui a vivir a la calle Príncipe de Vergara con mi mujer y mis hijos. Actualmente, en la casa de Príncipe de Vergara vive mi hijo mayor; y mi mujer y yo, que no queríamos irnos del barrio, nos trasladamos a la calle Castelló. El poder vivir en este barrio, tranquilo, señorial, dotado de todos los servicios, donde no es necesario coger el coche ni transporte público para ir a trabajar, es un auténtico privilegio.