Los corruptos de la Operación Púnica y sus vínculos con la privatización sanitaria
Jorge Aranda y Jesús Jaén
El pasado 27 de octubre nos sorprendía la noticia de la detención 51 personas en el marco de una operación contra la corrupción ordenada por la Audiencia Nacional. Esta operación, denominada “Operación Púnica”, se lleva a cabo contra una trama a la cabeza de la cual aparece Francisco Granados. Menos famoso que Granados, pero clave en esta supuesta trama criminal, es David Marjaliza, amigo de la infancia de Granados. Se hace llamar por los alias “Padrino” y “Mortimer”, y fue presidente de Nuevas Generaciones del PP de Valdemoro. Siempre muy vinculado al mundo de los negocios inmobiliarios, según su propia web (www.davidmarjaliza.es/curriculum.html).
Marjaliza es gestor de numerosas empresas inmobiliarias. Entre ellas aparecen empresas de apuestas deportivas y de importación. Pero también aparece —desde marzo de 2013— como gestor de dos empresas de sanidad privada: de la mercantil Centro de Radiología y Resonancia Magnética Abierta de Valdemoro S.L. (sociedad dedicada a prestar servicios médicos especializados de interpretación y realización de estudios de radiología e imágenes en todas sus modalidades); y del Centro Médico Valdemoro Plaza S.L. (sociedad dedicada a prestar servicios médicos con más de 40 especialidades en un centro privado). Además, según investigaciones periodísticas, también su mujer, Adela Cubas Navarro, que según consta en el registro participa en varias sociedades mercantiles, una de ellas inequívocamente vinculada con el ámbito sanitario como es Importadora de Tecnología Médica S.A. Adela Cubas Navarro es, además de mujer de Marjaliza, hermana del alcalde de Torrejón de Velasco, Gonzalo Cubas (PP), también uno de los alcaldes detenidos en la Operación Púnica y acusado de prevaricación, fraude, malversación y cohecho.
Queda pendiente la investigación de la relación concreta y movimientos de estas empresas, gestionadas por Marjaiza y su mujer, con Capio en general y con Hospital de Valdemoro en particular. Vemos de esta forma una conexión innegable y patente entre sanidad privada, especulación inmobiliaria y corrupción política y económica. No es de extrañar que los epicentros de la trama corrupta estén en Valdemoro, donde hay hospital privado, y Collado Villalba, donde hay también un hospital de Capio, y salpicado de escándalos.
En esta operación también ha sido detenido el director de la Agencia Informática de la Comunidad de Madrid José Martínez Nicolás, lo que nos recuerda los recientes casos de cesión de datos de pacientes e historiales médicos del Hospital de Fuenlabrada a empresas privadas. Además, una de las empresas más implicadas en la Operación Púnica es la multinacional Cofely, que es adjudicataria de la ampliación del Hospital de Salnes y de la construcción de 15 centros de salud en Galicia. La operación genera dudas sobre el futuro de estos proyectos. Al estar financiados con fondos europeos, se han de terminar antes de fin de 2015 para no perder dichos fondos, y la ley indica inequívocamente que los contratos públicos no se pueden realizar con empresas sometidas a procedimientos judiciales.
Este tipo de noticias dan cuerpo a las denuncias que hemos venido desarrollando todos estos últimos años y que podríamos tratar de sintetizar en las siguientes conclusiones:
— La privatización sanitaria se convirtió en un lucrativo negocio donde participan dirigentes del PP y empresarios afines. De hecho todo esto aparece como una auténtica red mafiosa, una organización para el crimen organizado, como ha señalado la fiscalía anticorrupción.
— Así se puede entender mejor lo que hemos venido denunciando todos estos años: las privatizaciones de hospitales, centros de salud, de servicios completos, las mal llamadas “externalizaciones” de las plantillas hospitalarias, las derivaciones a las clínicas privadas, todo esto, es un gran negocio al servicio de un partido corrupto y de unos sinvergüenzas llamados “empresarios” que, al ver disminuir sus beneficios en las constructoras, van a pillar cacho a costa de nuestra salud y nuestros servicios públicos.
Por esa razón, la lucha contra las privatizaciones debe continuar en todos los aspectos. No se trata de una única vía, sino de muchas. Ayer fueron los hospitales de Vallecas, Henares, San Sebastián de los Reyes, etcétera; hoy es Collado Villalba, el Centro de Transfusión o la Lavandería de Mejorada, por no hablar de las miles de derivaciones de pruebas diagnósticas o intervenciones en centros privados. De hecho, en los presupuestos siguen aumentando las dotaciones a la sanidad privada en detrimento de lo público en un 52%.
La sanidad pública es un valor reconocido por la inmensa mayoría de la ciudadanía. El lema de “La sanidad no se vende, se defiende” sigue siendo actual y necesario.